Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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lunes, 12 de noviembre de 2018

Meditacion Sanar la memoria de la familia y los hijos



Sanar la memoria de la familia y los hijos

Video original: Liberación del Clan
Meditación para sanar a la familia - sanar hijos
Autora: Susana Majul
www.bombonesparaelalma.com
Música: Jorge Herrera Rogers

lunes, 27 de agosto de 2018

Víctimas, no viciosos. Viaje al cerebro de un enfermo de droga dicción

Las Drogas Hackearon El Cerebro Humano

La mexicana Nora Volkow, bisnieta de Trotski y una autoridad mundial en adicciones, habla de sus revolucionarias investigaciones sobre la farmacodependencia. 

La investigadora Nora Volkow habló de sus revolucionarios estudios sobre farmacodependencia.
Nora Volkow tenía 4 o 5 años cuando, entre las plantas del jardín de su casa natal en Coyoacán, se sentaba a ver caminar las colonias de hormigas en fila india. Le parecía fascinante: su mente le decía que ese desfile no era casual.
Después, en su adolescencia, ella y sus tres hermanas pasaron muchas tardes guiando a visitantes por la casona. Era Ciudad de México y despuntaban los años 70. La vivienda era histórica: aquí habían asesinado, en 1940, a uno de los tres líderes de la revolución rusa. Nora creció con conciencia de venir de una familia protagonista de la historia: el líder asesinado era su bisabuelo León Trotski.
Desde que observaba hormigas y a la gente en la calle –le fascinaba la interacción humana–, Nora Volkow vio transcurrir medio siglo. Y hoy, a los 59 años, convertida en una de las grandes expertas en el estudio del cerebro y referenciada por muchos como la mayor especialista en adicciones del mundo, vuelve a su infancia para explicar su camino en la investigación.
“Por nuestra historia y la tragedia que mi familia vivió en Coyoacán, todos aprendimos que cada ser humano es responsable de sí mismo, pero también de la humanidad. Hacer ciencia es ampliar el conocimiento, y yo me propuse generar avances científicos no solo para Estados Unidos, no solo para México, sino para todo el mundo. El cerebro humano ha sido mi campo de estudio. Y hemos avanzado”, afirma.
En el 2007, Time la nombró entre las 100 personas más influyentes del planeta. Ese año, el editor de la revista, Richard Stengel, explicó: “Esta lista la componen personas cuyas ideas, ejemplo, talento y descubrimientos han transformado el mundo en que vivimos”. Ese mismo año, Volkow fue reconocida por Newsweek; en el 2009 y el 2011, por Washingtonian Magazine y, desde el 2000, por U. S. News & World Report.
Víctimas, no viciosos
Esta psiquiatra y neurocientífica, que trabaja en investigación de punta en Estados Unidos –a donde emigró muy joven en busca de su pasión, el estudio del cerebro–, es la cabeza del Instituto Nacional de Abuso de Drogas, en Bethesda (Maryland). Gracias a sus investigaciones, en las que ha invertido 30 años, está logrando cambiar los parámetros: hoy se sabe que los adictos a la marihuana, la cocaína, la heroína y otras drogas legales –así las califica ella–, como el alcohol y el cigarrillo, no lo son por su voluntad: diversas disfunciones de su cerebro no los dejan vencer su adicción. Se los considera enfermos. Y, dice Volkow, quien ha dedicado su vida profesional a estudiar los procesos cerebrales que juegan un rol en la adicción, es bueno que el mundo comience a mirarlos como víctimas, no como viciosos.
“El cerebro humano es mucho más complejo que el de los monos o los ratones, pero estos animales han ayudado a nuestras investigaciones. Descubrimos, por ejemplo, que la dopamina, un neurotransmisor cerebral, juega un rol esencial. Si comer un chocolate o aspirar cocaína por primera vez se siente como un estímulo placentero, el cerebro libera dopamina y activa los centros del placer. Si mañana nos repiten el estímulo, solo con mirar el chocolate o la cocaína sentimos el impulso y la liberación de la dopamina”, explica.

El cerebro, dice la doctora Volkow, crea automáticamente una memoria de liberación de dopamina ante un estímulo placentero. Y con solo volver a sentirlo o presentirlo (mirarlo, por ejemplo), bien sea alcohol, comida, sexo, cigarrillo o heroína, queremos probarlo de nuevo. Se trata de una química no solo del placer, sino también de la motivación humana, de un sistema inserto en el cerebro desde tiempos inmemoriales para perpetuar la especie. Así fue como la evolución aseguró la supervivencia del hombre.
Pero este mecanismo cerebral automático perdió la ruta en algún momento. “Nuestro sistema quiso asegurarse, en el plano evolutivo, de que el ser humano nunca dejara de perpetuarse. Por eso, la comida y el sexo son placenteros –arguye Volkow–. Pero las drogas esclavizaron el sistema y lo desnaturalizaron. Nuestro cerebro no se creó para que consumiéramos drogas, pero estas ‘hackearon’ el sistema y crearon la adicción. Cuando empecé a trabajar, en los 80, se sabía que todas las drogas activaban la dopamina, pero yo me pregunté por qué algunas personas probaban la cocaína y la dejaban, mientras que otras se convertían en adictos. La activación de la dopamina era idéntica en ambas, pero una caía y la otra no. Esta pregunta fue la base de mis investigaciones”.
Obsesionada, la experta se metió de lleno en el estudio del cerebro y sus procesos. Ella intuía que ahí estaba la respuesta a sus interrogantes sobre las adicciones.
“Si la curiosidad mató al gato, yo debería estar muerta. Desde que estudiaba medicina en México, me pregunté por el efecto de las drogas en el cerebro –cuenta–. Un día cayó en mis manos una revista científica que hablaba de imaginología, una tecnología que permitía estudiar el cerebro en personas vivas, algo jamás visto, inédito. Decidí irme a Estados Unidos, al laboratorio nacional de Brookhaven, en Long Island, a trabajar con esta nueva técnica. Ahí comencé mis investigaciones”.
Entonces tenía 23 años. Decenios de labor en Estados Unidos, donde se casó con un físico, le permitieron llegar a su principal hallazgo: Nora Volkow y su equipo de investigadores demostraron que la corteza frontal del cerebro de los adictos a drogas está dañada en distintos grados. Hasta que la mexicana lo dio a conocer –a la fecha ha publicado 600 papers y tres libros–, nadie le había dado importancia a la corteza frontal en las adicciones humanas.
“Hasta entonces, la corteza se reconocía como el área del cerebro donde se gestan el poder de decisión, los juicios y el pensamiento abstracto. Nuestras investigaciones permitieron caracterizar procesos de desajuste cerebral y reconocer que, en los adictos, la corteza frontal –que controla deseos y emociones– estaba afectada”, resume.
Con ese descubrimiento, la científica inauguró una nueva mirada sobre el camino de la adicción.
Obesidad y déficit de atención
“Lo central para nosotros ha sido entender los procesos que conllevan la pérdida de control en los adictos a las drogas. Cuando empecé a investigar, se pensaba que ellos elegían los narcóticos por placer. Yo demostré lo contrario. Al comprender que en todos ellos la corteza frontal del cerebro está dañada en diversos grados –la de un fumador no es igual a la de un heroinómano severo–, llegamos a la conclusión de que este enfermo no tiene la capacidad de controlar sus deseos y emociones. Por eso termina adicto”, agrega esta bisnieta de Trotski, reconocida como “una campeona en la integración de la ciencia a la medicina”, según un experto en drogas de la Universidad de Pensilvania, y como una “científica brillante”, según el director del Instituto de Dependencia Química Rothschild del centro médico Beth Israel, de Nueva York.
La curiosidad de Volkow ha extrapolado su trabajo a otras áreas, como la obesidad y el déficit de atención. Ella descubrió que hay rasgos comunes en obesos y adictos: ni unos ni otros quieren estar donde están, pero no pueden parar de consumir (narcóticos o comida). En los obesos, la corteza frontal tampoco funciona correctamente.
“Así es la ciencia. Un hallazgo puede conducirte a diversas áreas de investigación, y el conocimiento se va expandiendo”, celebra Nora.
Gracias al trabajo de esta neurocientífica y su equipo de investigadores, hoy la ciencia considera que un adicto no es un vicioso, sino un enfermo que necesita ayuda. “Aunque falta mucho, hemos logrado transformaciones. Por ejemplo, las aseguradoras de salud en Estados Unidos ya no pueden rechazar a estas personas”, subraya.
Volkow está logrando que se entienda que la adicción es una enfermedad del cerebro. “Si eres un adolescente que recién prueba una droga, aún puedes elegir. Pero en un adicto esta decisión se vuelve automática. Por eso siempre digo que una adicción es cómo manejar un auto sin frenos”, sostiene.
Y es aquí donde la herencia cumple un rol. Hay investigaciones que prueban que en la adicción al cigarrillo –que ella no cataloga como menor– la mitad de los casos se debe a causas genéticas. El tema está en estudio.
Mientras hace un alto en el quinto Seminario Internacional sobre los Efectos de la Marihuana, convocado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, se queja: “Ya el mundo no puede negar que la adicción es una enfermedad. En el pasado lo negaban porque nadie había estudiado el cerebro en humanos vivos. Sin embargo, el sistema médico no ha asumido la responsabilidad de los tratamientos y la evaluación de las adicciones. No está pasando como debería”.
En el Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos, que esta científica y psiquiatra dirige desde el 2003, la mitad del millonario presupuesto va a becas de investigación sobre adicciones. En paralelo, ella prosigue su trabajo sobre el cerebro humano, que ha sido su fascinación desde que era una niña que observaba hormigas en su casa de Coyoacán.
“Hoy estudiamos la eficacia de nuestro cerebro para procesar información. También queremos saber cómo lo afectan las drogas, qué tan estable es, cómo cambia durante el día. Esto último me interesa porque el consumo de drogas está totalmente asociado con la hora: casi todos empiezan a consumir tipo 5 o 6 de la tarde. Está probado también en animales”, dice con pasión.
Impensable no preguntarle sobre la legalización de la marihuana en países de América Latina, como Uruguay.
“Si me baso en datos de morbilidad y mortalidad, el mayor efecto en el mundo es el de las drogas legales –responde–. En Estados Unidos, 440.000 personas mueren anualmente por tabaco y otras 100.000, por alcohol. Todas las drogas (ilegales) juntas matan a 40.000 al año. Si me pregunta si los países pueden solventar una tercera droga legal, creo que no”.
MARÍA CRISTINA JURADO
El Mercurio (Chile)

Fuente: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15357995






jueves, 16 de agosto de 2018

La difícil situación de padres con hijos rebeldes

Hay hijos que no tienen ni idea de lo que quieren hacer con su vida, lo cual trae de cabeza a muchos padres que no saben cómo educar a sus hijos. En ocasiones estos problemas se reducen a cosas tan habituales como no saber ayudar a sus hijos con el estudio. Sin embargo, a veces los problemas son más graves y abarcan aspectos más amplios de la vida:
  • No hacen nada para ganarse la vida.
  • No encuentran una identidad personal sana y honesta consigo mismos.
  • No encuentran su lugar en la vida.
  • Tienes miedos, frustraciones que no saben encajar, etc.
Los padres tratamos de ayudarles en la medida de nuestras posibilidades y tiempo.
La clave fundamental está en la conversación. No podemos ayudarles si no existe comunicación. La empatía una vez más nos ayudará a acercarnos a nuestr@s hij@s para darle los consejos que nos hubiera gustado que nos dieran a nosotros cuando teníamos su edad.

11 consejos para padres con hijos pequeños o adolescentes rebeldes

  1. No tengas miedo a equivocarte, a fracasar. Ser padre o madre no es fácil, hazlo lo mejor que puedas. El mayor error que puede cometer, tanto padre como hijo, es no hacer algo por miedo.
  2. Aprende a mantener la compostura. Podemos encontrarnos con malas contestaciones, gritos y desprecios. En esas ocasiones es muy importante aprender a mantener la compostura. No podemos ni debilitarnos ni iniciar una explosión de ira. Si perdemos el control nuestro hijo/a se puede cerrar en banda y la comunicación se deteriorará gravemente. Es necesario que aprendamos a mantener el control mental. Una buena técnica es contar hasta 10 mientras realizamos una serie de respiraciones profundas. Si la situación sigue tensa en mejor aplazar la “conversación” y esperar a que las aguas se calmen para poder buscar las soluciones más adecuadas al problema.
  3. El día a día con una hija o hijo rebelde puede llegar a ser agotador, frustrante. Necesitarás una dosis extra de sacrificio. Sin embargo, este sacrificio te proporcionará la satisfacción de saber que estás dando lo mejor de ti.
  4. Establecer límites: Como hemos visto en el vídeo que he puesto al principio del artículo, es necesario que en la convivencia familiar haya una serie de normas que hay que respetar. También es importante que el hijo/a sepa cuáles son las consecuencias de saltarse esas normas. Si no cumple con esas reglas tendrá que darse una pérdida de privilegios que tenga el hijo/a, como por ejemplo estar X días sin el ordenador o jugando a los videojuegos.
  5. Invierte tiempo, energía y dinero para mejorar la educación que das a tus hij@s. Si haces esto las probabilidades de encauzar la situación aumentan considerablemente.
  6. Busca nuevas experiencias a compartir con tus hijos: llévatelos a un parque de atracciones, a conducir un kart, a un zoo, haz algún deporte de riesgo ;-). No sé, intenta buscar algo novedoso e interesante que hacer.
  7. Sé sincer@ con ellos: ábreles tu corazón, diles que son lo que más amas en el mundo, que te duele esta situación, que ¡necesitas que tu hijo sea el que te ayude a ti! Recuerda buenos momento que viviste con ellos en la infancia y diles que quieres encontrar esa conexión.
  8. Sé firme en tus decisiones, no dudes y mantén un estilo de vida honesto con lo que estás predicando a tu hijo. Da ejemplo y hazle ver lo bien que te va y las ventajas que tiene llevar un estilo de vida como el que tú llevas.
  1. Acepta y abraza el cambio: a muchos padres les descoloca el cambio que se produce en sus hijos. Es ley de vida. Adáptate al cambio.
  2. La música amansa a las fieras: a casi todos los adolescentes les encanta la música. Adéntrate en sus gustos musicales y proporciónales todo aquello que pueda potenciar esa afición. Es una excelente manera de acercamiento a las fieras. Ya lo dijo el malogrado Kurt Kobain: “La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.”
  3. Es necesario tener bien claro cuál es la causa de su comportamiento.
¿Por qué se comporta así? Las relaciones sociales en esta época de la vida son muy importantes. Puede que tengan problemas en el colegio, con su círculo de amigos u otro tipo de motivos.
Si conocemos bien al enemigo podremos vencerlo más fácilmente. Referencia

Fuente: https://www.recursosdeautoayuda.com/consejos-para-padres-con-hijos-rebeldes/

sábado, 11 de agosto de 2018

Laura Rojas-Marcos: «La familia perfecta no existe, hay que saber manejar los conflictos»

Esta psicóloga asegura que en una relación sana no puede existir nunca chantaje emocional

Laura Rojas-Marcos es psicóloga por la Universidad de Nueva York, ciudad donde ha vivido varios años y prestó en 2001 asistencia psicológica a las familias afectadas por los atentados a las Torres Gemelas. Desde 2002 reside en Madrid y cada día acude a su consulta privada como especialista en trastornos de ansiedad, depresión, estrés, psicooncología, maltrato doméstico, problemas relacionales...
Acaba de publicar su último libro «La familia. De las relaciones tóxicas a las relaciones sanas». En sus páginas explica que para la mayoría de las personas todo sucede y se experimenta por primera vez en la familia: las primeras emociones positivas y negativas, los primeros aprendizajes y las primeras relaciones afectivas. Está convencida de que «vivir plenamente en familia es un proceso que todos podemos aprender y llevar a la práctica».
—¿Existe la familia perfecta?
—No, la familia perfecta no existe. Todas las familias tienen altibajos, fortalezas y debilidades. La clave está en saber manejar el estrés y los conflictos de una forma constructiva.
—¿A partir de qué momento se considera una relación tóxica?
—A partir del momento en el que uno identifique la relación que existe entre una persona determinada y el sufrimiento/malestar que provoca. En el caso de que el sufrimiento sea causado por dinámicas agresivas o amenazantes, la relación se puede considerar tóxica. De igual modo, se puede considerar tóxica aquella en la que existe chantaje emocional o manipulaciones perversas.
—¿De qué manera influyen las buenas relaciones familiares en el equilibrio personal?
—Influyen de forma muy positiva. Cuando las relaciones son buenas nos sentimos más seguros, contentos e ilusionados. Nos gusta conectar con el resto de los miembros de la familia, compartir experiencias y pensamientos. Además, nos sentimos cómodos con nosotros mismos y con las personas del entorno.
—¿Cuáles son las principales razones por las que una relación que se supone que debe ser sana, o que comienza siéndolo, se vuelva tóxica?
—Las relaciones se convierten en tóxicas cuando las personas se vuelven rígidas, extremadamente exigentes e inflexibles, cuando se manipula sin tener en cuenta los sentimientos de los demás o cuando se utiliza a las personas para el propio beneficio. Las relaciones son tóxicas cuando desaparece el respeto y la empatía.
—¿Cómo se puede pasar de una relación tóxica a una sana? ¿Merece la pena el esfuerzo?
—El esfuerzo para cambiar de algo negativo a algo positivo siempre merece la pena. Las relaciones pueden pasar de ser tóxicas a sanas cuando se identifican los sentimientos, los comportamientos y las dinámicas tóxicas. Una vez identificados es importante hacer un plan de acción para cambiarlas. Y comprometerse al cambio.
—¿Qué relaciones familiares suelen ser las más tóxicas (las de pareja, suegra-nuera…)?
—Aquellas que están compuestas por personas conflictivas e insensibles. Independientemente de la relación (pareja o familia política) la toxicidad es proporcionada por las personas, no por el tipo de relación en sí misma.
—¿No es normal que existan problemas de comunicación con la familia cuando ni siquiera muchas personas saben comunicarse consigo mismas?
—Aprender a comunicarnos y entendernos con nosotros mismos y con la familia es un proceso lento que empieza desde el momento que nacemos hasta el momento que morimos, por lo tanto, es normal que surjan problemas. La clave está en desarrollar estrategias para saber resolverlos.
—¿Existe una estrategia para la comunicación positiva?
—Las claves para tener una comunicación positiva son: ser respetuoso, tener empatía, interés por el otro, escuchar de forma activa, ser claro en el mensaje (evitar sarcasmos y comentarios irónicos) y tener una actitud constructiva.


https://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150126/abci-familia-perfecta-existencia-201501231007.html

viernes, 10 de agosto de 2018

“Sin tocar fondo”: Pactos de Amor entre las Almas



Ningún ser humano experimenta lo que no puede soportar

Ángela nació en Carrión de los Céspedes (Sevilla), en 1956. Psicóloga de formación, trabaja como profesora especializada en Audición y Lenguaje. Ha trabajado en proyectos de investigación en la Universidad de Sevilla y ha desarrollado casi toda su carrera profesional en el campo de la infancia. Casada y con tres hijos, Sin tocar fondo, su primera obra, se centra en la mayor de ellos, Marta, fallecida en enero de 2004.

De hecho, el libro es la historia de Marta. Más exactamente, de cómo con diecinueve años tuvo que hacer frente a un cáncer inoportuno y terminal que se llevó sus sueños por delante. Y es la historia de su madre, que desde la cercanía y la experiencia nos va contando paso a paso cómo fueron aquellos días en los que sentía que todo lo conocido se iba a desvanecer y cómo, aunque no lo parezca, siempre hay un espacio para la sanación personal y la esperanza.

A lo largo de las páginas, la autora se sincera con nosotros y nos relata en primera persona, con sencillez y honestidad, la parte más brutal y dolorosa de su vida. Huyendo del victimismo y de la falsa sensibilidad, su narración nos acerca a sus reflexiones más íntimas sobre la vida y la muerte, sobre la lucha con la enfermedad, y nos guía de la mano por el proceso de duelo y su recuperación. Ángela Ortiz nos enseña que, aunque no se puede olvidar nunca la pérdida de un hijo, no por ello nuestras vidas deben permanecer para siempre a oscuras.

Esta obra está especialmente recomendada para aquellos que han sufrido una pérdida irreparable y necesitan aprender a superarla, a conocerse otra vez a ellos mismos, y así mirar de nuevo el futuro con esperanza. Pero también es un libro del que todos podemos aprender cómo no debemos dejarnos arrastrar en ninguna circunstancia por el dolor y la pena, y que siempre es posible volver a sonreír, volver a descansar y volver a disfrutar de la vida.

El libro nos enseña, igualmente, a afrontar las experiencia de la vida con amplitud de miras, admitiendo cualquier pensamiento y, desde luego, sin “culpas”. Quizá por ello el libro arranca en su Prólogo con la siguiente reflexión: ”No me asombra ver la naturaleza tal cual es, pero me sorprendo al calificarla como “bella” a pesar de lo que viene y va, de lo que nace y muere...”. La Naturaleza y la vida entera, que no es ni bella, ni no bella; simplemente y profundamente, Es. Ni más ni menos: Es.

Pacto de Amor entre las Almas

Cuando a finales del año pasado, Ángela me dio la hermosa oportunidad de leer el texto, lo primero que se me vino a la cabeza durante su lectura y lo que, sobre todo, perduró al finalizar la misma fue la existencia de algo tan maravilloso como es el Pacto de Amor entre las Almas, en expresión acuñada a lo largo de la historia por diversas escuelas y tradiciones espirituales.
Se hace mención con ello a como, antes devenir al mundo material, cada alma elige el yo y las circunstancias pertinentes para su aprendizaje o evolución consciencial y en orden a experimentar vivencias que posibiliten su crecimiento vibracional. Y esa elección incluye el Pacto de Amor con otras almas que harán de acompañantes y colaboradoras en el desarrollo de tales experiencias. En este contexto, por ejemplo, los hijos eligen a sus padres, y no a la inversa.
Así, aunque en nuestra realidad corpórea y en nuestra memoria mental no tengamos el recuerdo de ello, nuestra memoria y dimensión trascendente sí conoce perfectamente lo que es el Pacto de Amor entre las Almas. Incluso numerosos seres humanos saben de manera intuitiva e inspirativa lo que el mismo representa y sus principales señas de identidad.
Una de ellas es, precisamente, la que proporciona el título al libro: Sin tocar fondo. No en balde, el reiterado Pacto incluye una especie de red de seguridad, para que, por intensas e, incluso doloras y desconcertantes que las vivencias resulten, sean soportables por los que las experimentan. Por lo que es una gran verdad el encabezamiento que aparece en la portada del texto: “Ningún ser humano experimenta lo que no puede soportar”.

Otra de las características básicas del Pacto de Amor es que el alma que más sufre de la experiencia desde la perspectiva del mundo material, es quien vive la experiencia más gozosa desde la óptica espiritual.
Desde luego, para interiorizar el hondo significado del Pacto de Amor entre las Almas hay que ser conscientes de que el ser humano no solo cuenta con una dimensión física, sino también de otra de índole espiritual. Y que ésta tiene, a su vez, dos componentes: el Espíritu, nuestro Ser profundo, que realmente es Uno, por lo que en espíritu todos somos Uno y formamos parte de una Unidad, Ser Uno, Dios o como lo queramos llamar; y el alma o alma-personalidad, una dimensión en la que mantenemos una cierta identidad propia, aunque no de carácter corpóreo o material, sino de tipo energético, consciencial y vibracional.

Pues bien, en este marco, son las almas-personalidad las que en la dimensión de la Eternidad y antes de la encarnación suscriben el reiterado Pacto de Amor.

La mayoría de las personas no son conscientes del mismo durante la vida física, pero tras ella, después de ese retorno al plano de la Eternidad que erróneamente tildamos como muerte, las almas firmantes del Pacto se reencuentran y juntas sopesan y valoran como las experiencias vividas se corresponden con las que querían vivir y el papel desarrollado al respecto por cada cual.

Sin embargo, en el plano humano suele acontecer el Gran Olvido. Por eso se producen traumas y a veces vivimos esas experiencias a modo de sufrimiento. Pero, como ya se ha señalado, el Pacto de Amor tiene dos características básicas: la red de seguridad (no se toca fondo); y el alma que desde la perspectiva material más sufre o da, es la más gozosa desde la dimensión espiritual.

Es precisamente por esto por lo que el alma a la que corresponde una experiencia de fallecimiento precoz por enfermedad o accidente, sigue permanentemente al lado de las otras almas firmantes del pacto.
Yo he sentido ese Pacto de Amor entre las almas con mis padres, una vez que han fallecido; y he podido comprobar como continúan conmigo después de la muerte. Es, igualmente, el Pacto de Amor que tengo con mi esposa, con la que precisamente como pareja he vivido ya otras encarnaciones. Es el Pacto que tengo con mis hijos. Y es el que tengo con otras personas, amigos y familiares muy allegados.

Ángela y su hija Marta también tienen suscrito un Pacto de Amor. Y en su contexto, ha ocurrido un hecho magnífico: la decisión de Ángela de escribir este libro. Su redacción y publicación no sólo impulsa el crecimiento consciencial y espiritual de Ángela y de toda su familia, sino que va a coadyuvar al de otras muchas personas, apoyando el despertar de nuestras consciencias para que interioricemos la gran verdad que a menudo olvidamos: que la muerte es un imposible; un fantasma, sólo eso, de la imaginación humana.



Fuente: http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2010/04/sin-tocar-fondo-pactos-de-amor-entre.html


domingo, 25 de marzo de 2018

Tu hijo

Tu hijo no vale por una nota escolar, por una medalla o por estar en un cuadro de honor, tu hijo vale porque es una persona , que necesita que lo ames independientemente de sus logros y fracasos


lunes, 19 de marzo de 2018

EL PLAN DE TU ALMA.- Cap. 8.- Conclusión.



Autor: Robert Schwartz.
En 1969, Christina sufrió un devastador accidente. Aunque sobrevivió, se produjo otro tipo de muerte: la muerte de su antiguo modo de vida, el cambio de sus antiguas formas de ser y pensar. En su lugar, nació una nueva conciencia espiritual. A pesar del sufrimiento extremo que soportó, Christina ve la experiencia como un regalo. Su viaje hasta esa perspectiva es tan extraordinario como la perspectiva en sí misma.
Christina ha hecho un viaje desde la ira y la culpa hasta la paz, el perdón, y la gratitud. Que haya sido capaz de transformar totalmente su sufrimiento, y que pueda servirle de forma tan positiva, se debe, en parte, a la comprensión de su planificación prenatal. Se dio cuenta hace mucho tiempo de que ella misma planeó el accidente que cambió para siempre el curso de su vida, y sabe por qué creó ese plan.
El accidente de Christina la condujo a una nueva profesión en la que ve cumplido su deseo prenatal de ayudar a sanar a muchos. Tras el accidente, consiguió una licenciatura en logopedia. Ahora, trata a pacientes con desórdenes neurológicos, daños cerebrales, tumores, embolias y aneurismas. También estudio Reiki y ARCH, una antigua forma hawaiana de curación. Ha ayudado a sanar a miles de personas. Ha recibido muchos reconocimientos profesionales, y es considerada una líder en su campo.
En parte, la comprensión que Christina tiene de su planificación prenatal y de las consecuencias espirituales de su accidente viene de las conversaciones que ha tenido con sus espíritus guía, Cassandra y Leona. Su historia nos demuestra los modos tan hermosos en los que trabaja el Espíritu con cada uno de nosotros, no sólo para que vivamos los planes que creamos antes de nacer, sino también para que extraigamos de ellos toda la sabiduría y el crecimiento que nos ofrecen.
A diferencia de otros casos incluidos en este libro, el relato de Christina se presenta en dos partes. La primera parte se centra en el accidente y en los acontecimientos que siguieron inme- diatamente después, entre ellos el descubrimiento de que ella misma lo había planeado. Para ofrecer una visión sobre cómo Christina llegó a ese conocimiento, relato mi conversación con Cassandra.
La segunda parte, es mi charla con Christina, en la que comparte sus impresiones acerca de su viaje y la sanación en general.
EL RELATO DE CHRISTINA.- 1a. PARTE.
Aparentemente, era un día como los demás. Christina, de veinte años, auxiliar administrativa del departamento de Ciencias Políticas de la universidad de Pomona, acababa de terminar un rutinario día de trabajo y estaba esperando a que su marido la recogiera. Él ya debía haber llegado; Christina se preguntaba qué lo habría retrasado. Más tarde, descubriría que había perdido la noción del tiempo mientras leía. (En la sesión de Christina con la médium, descubriremos que en realidad no tenía que estar allí).
Para pasar el tiempo, Christina decidió comprobar el buzón de correos de su jefe, situado en el sótano del edificio en el que trabajaba. Mientras bajaba las escaleras, vio un paquete en el buzón. Afortunadamente, y sin tomar una decisión consciente al respecto, Christina extendió la mano para coger el paquete desde la escalera, por lo que no se puso justo enfrente de él.
—Era una bomba —explicó Christina—. Tenía cables en los bordes de modo que, cuando la toqué, detonó. Me lanzó hacia atrás, contra un sólido muro de cemento, mientras trozos de madera de dos metros se clavaron en las paredes como espadas gigantes. Los tragaluces de los cuatro pisos superiores estallaron. Quedé totalmente ciega. Tenía metralla en todo el cuerpo, en el pecho, en la cabeza, en todas partes. Me faltaban dos dedos y me habían estallado los tímpanos. ¡Sufría muchísimo dolor! Uno de los hombres con los que trabajaba en la universidad llegó hasta mí y me dijo, “¿Quién eres?”. No pudo reconocerme.
Sacaron a Christina de los escombros y la llevaron al exterior.
—Estaba lloviendo, una lluvia fría, y realmente hermosa —recordó—. Podía sentir la lluvia en mi rostro.
El hombre que había sido incapaz de reconocerla aplicó presión a los puntos críticos de su cuerpo, con toda probabilidad salvando su vida. “Casualmente” había estado leyendo los libros de enfermería de su esposa, y había aprendido la ubicación de los principales puntos de presión. “No tengo ni idea de por qué leí aquello”, dijo a Christina luego. “Ese día estaba aburrido”.
Una ambulancia transportó a Christina hasta la sala de urgencias. Sólo un par de días antes, el hospital había comprado un nuevo aparato magnético para limpiar las heridas. Después de coserle los párpados para que se mantuvieran abiertos, los médicos sostuvieron el imán sobre sus ojos y extrajeron la metralla en el mismo ángulo en el que había entrado para no provocarle más daño.
Los días siguientes estuvieron entre los más difíciles de la vida de Christina.
—Los dolores de cabeza eran horribles. En seis días pasé de pesar 54 kilos a pesar 38. No podía comer porque tenía los labios cosidos, y no podía abrir los ojos porque los tenía hinchados. Tenía el rostro carbonizado. La brigada antiexplosivos de Los Ángeles vino al hospital. Cuando me vieron, uno de los hombres se desmayó.
En total, Christina se sometió a otras diez operaciones, entre ellas cirugía plástica facial y varias operaciones en la mano. En una sesión, los médicos lijaron todo excepto una capa de piel de su rostro, y usaron brochas de alambre para eliminar la pólvora.
—Después de cierto tiempo, un día abrí los ojos y ipodía ver de nuevo! —exclamó Christina — Le dije a la enfermera, “Ese vestido rojo es precioso”. iTodo el mundo comenzó a llorar y a saltar de alegría!
Al final, Christina decidió terminar su licenciatura.
Aunque su cuerpo había sanado considerablemente, aun sufría tremendos dolores, y su visión era pobre. Por el momento no podía utilizar el brazo derecho, por lo que tenía que usar la mano izquierda para escribir. Cuando pidió a sus profesores un tiempo adicional en los exámenes escritos, ellos temieron que pudiera copiar.
—Ello me enojó muchísimo —reconoció Christina. Sabía que gran parte de esa furia no era con sus profesores, sino con el accidente y con las personas que habían colocado la bomba.
Entonces, igual que su vida había cambiado una vez en el campus universitario, lo hizo de nuevo… esta vez a través de una experiencia espiritual.
—Un día estaba caminando por el campus y me sentí culpable, como si yo fuera la responsable del accidente —dijo—. De repente, me llegó el mensaje [del Espíritu] de que era tan buena como todos los demás, y que sólo por tener una discapacidad física no era diferente, pues yo sabía lo que tenía que saber. ¡Fue como si alguien me hubiera quitado un enorme peso de los hombros! La sensación de perdón que me invadió fue muy profunda. De hecho, apenas pude moverme durante un tiempo. Entonces, comencé a sentirme eufórica. Y me di cuenta de que no había necesidad de juzgar a los demás. Había una neutralidad con la que podía vivir. El perdón fue la pieza fundamental para seguir adelante y abandonar el punto de vista de víctima.
Mientras Christina describía estos momentos críticos, la emoción de su voz me hizo ver el poder que habían tenido para ella. A veces, las revelaciones más extraordinarias tienen lugar en las circunstancias más comunes. Aunque en ese momento recibimos un cierto conocimiento, su poder reside en los sentimientos, sentimientos que hacen de puente entre las dimensiones. No hay palabras para expresar esos sentimientos, y cualquiera que haya tenido una experiencia así nunca volverá a ser el mismo.
El Espíritu dotó a Christina de una comprensión de la neutralidad: la ausencia de juicio con que los sabios seres espirituales ven todas las experiencias. Desde la perspectiva de la personalidad, los acontecimientos de la vida son, a menudo, “malos” porque parecen provocar sufrimiento. Sin embargo, desde el punto de vista del alma son experiencias neutrales; lo que crea el sufrimiento es la opinión de que son “malos”. Mientras Christina atravesaba el campus, sintió y comprendió profundamente la neutralidad. En esa comprensión, parte de su culpa y de su ira se diluyeron.
Le pedí a Christina que me hablara más sobre su recuperación emocional de la explosión, incluyendo otros mensajes del Espíritu que hubieran sido sanadores para ella.
—Pasé por todas las etapas que, según Elisabeth Kubler Ross, uno debe pasar en el proceso de aceptación de la muerte. Pasé por la ira y la culpa. Intenté negociar. Lo intenté todo. Cuando me quedó claro que aquello había sido un acuerdo que yo había hecho [antes de nacer], me tranquilicé. No había razón para seguir luchando.
—Christina, sé que estás en comunicación con los espíritus guía. ¿Es así como llegaste a la comprensión?
—Efectivamente. Así, y de otras muchas maneras. A veces, ésta llegaba a mí a través de los libros. Entraba en una librería, sacaba un libro de la estantería, lo abría por una página cualquiera, y generalmente recibía un mensaje. Tengo un guía que se llama Cassandra y otra llamada Leona, y ellas me proporcionan información, y frecuentemente me protegen. Si tengo que hacer algo concreto me comunico con el arcángel Miguel.
De las muchas personas con las que había hablado, pocos estaban familiarizados con la idea de que nosotros mismos diseñamos nuestras vidas y nuestros desafíos antes de nacer. Si hubieran creído en la planificación prenatal, habrían dejado de luchar, como hizo Christina. La sociedad, generalmente, equipara la resignación con la debilidad y la capitulación; con frecuencia nos dicen que nunca debemos rendirnos. Aunque hablando con la gente, una y otra vez notaba que esa resistencia intensificaba el sufrimiento, y que la aceptación lo difuminaba. Por lo tanto, he llegado a ver la rendición como un camino hacia el verdadero poder.
—También recibí el mensaje de que el sufrimiento genera un equilibrio energético — continuó Christina— que, cuando uno sufre, libera energía para que otras personas puedan seguir adelante con ciertas cosas. Para mí tiene sentido, así que sigo hacia delante.
Pregunté a Christina si había llegado a conocer la identidad de quien puso la bomba.
—Nunca lo descubrí —contestó—. Hace años pensaba, “Ojala pudiera contactar con quien puso la bomba, porque tiene que saber que lo perdoné hace mucho”. El hecho es que llegué a un acuerdo con esa persona y por lo tanto tenía que suceder. Una vez, mientras estaban operándome los ojos, escuché una voz. Esta me dijo, “Ahora comprendes la teoría de la relati- vidad. Todo ocurre en el mismo momento, en momentos distintos”. Así que me di cuenta de que, si todas las cosas ocurrían simultáneamente, no había razón para no perdonar a alguien, porque yo ya había vivido eso.
—Christina, ¿se podría decir que la bomba fue un acto de ayuda para ti por parte de la otra alma? —Fue un regalo —dijo, sin dudarlo.
—¿Te sientes agradecida por ello?
—Sí, totalmente agradecida.
Christina estaba compartiendo con nosotros sentimientos extraordinarios y una experiencia tras otra. Sin embargo, lo que me pareció más digno de destacar fue su perdón y su gratitud. Había perdonado totalmente a alguien cuyas acciones le habían provocado años de intensa angustia física y emocional. Aunque a muchos los habría consumido la ira y sus vidas hubieran sido destruidas por la amargura, Christina había encontrado el perdón y, con él, la paz. Y lo que era más importante, había perdonado al causante hacía mucho tiempo. Su perdón no era resultado del paso de las décadas y de la sanación de las heridas de su cuerpo; de hecho, ya había dado pasos de gigante hacia el perdón mientras yacía en la mesa de operaciones. Perdonar bajo tales circunstancias es raro; sentir gratitud por la experiencia, más raro aún.
Para comprender mejor cómo Christina fue capaz de sanar tan profundamente, le pedí que canalizara a Cassandra. Cuando leas las palabras de Cassandra, ten en cuenta que tienes espíritus guía trabajando contigo del mismo modo en el que Cassandra trabaja con Christina. La clariaudiencia de Christina no significa que ella tiene un acceso privilegiado al Espíritu. El mismo amor y la misma sabiduría se derrama sobre todos nosotros, aunque nuestras mentes conscientes no puedan identificar a los seres espirituales como su fuente. Ellos nos dan su orientación en forma de sentimientos, intuición, impulsos, imágenes, y también anhelos en nuestros corazones. Nuestro trabajo es escucharlos. Podemos hacerlo acallando la mente y creyendo que podemos escuchar al Espíritu. De otra forma, su orientación se verá bloqueada por el frenesí mental y por nuestra propia incredulidad en que podemos escuchar.
Cuando comenzamos, me pregunté si la sabiduría de Cassandra me permitiría ver mis propias vivencias, ya fueran pasadas o futuras, con mayor perdón y gratitud. Quizás permita a otros hacer lo mismo en sus vidas.
CHRISTINA CANALIZA A CASSANDRA.
—Cassandra —pregunté—, ¿por qué planeó Christina antes de nacer experimentar la explosión?
—Quería traer esperanza al mundo —respondió Cassandra—. Ésa es su misión más importante. Llevar al mundo la comprensión de que el cuerpo humano es solamente una envoltura, de que vivimos muchas vidas, y de que podéis vivir esas vidas en gracia y paz.
Con la presencia de Cassandra llegó un sutil cambio de energía, la sensación de una conciencia distinta. La voz de Christina expresaba las palabras, pero tras ellas notábamos una vibración distinta.
—Pero la verdad es que Christina podría haber escogido muchos desafíos vitales para conseguir sus objetivos. ¿Por qué escogió concretamente la explosión de una bomba?
—Sencillamente, porque sobreviviría. Porque era algo lo suficientemente intenso para captar la atención de otras personas, que así escucharían.
—¿Por qué planeó hacer eso el alma que puso la bomba? —pregunté.
—Fue una cuestión de libertad —contestó Cassandra—. No tiene connotaciones negativas.
—¿Es exacto decir que la colocación de la bomba fue un acto de servicio por parte de ese individuo a Christina y al mundo?
—Sí. La Divinidad usó a esa persona como un vehículo para abrir los ojos de mucha gente, con el fin de que vieran la verdad.
—Cuando la persona que puso la bomba muera y cruce de nuevo al espíritu, ¿sentirá remordimientos o arrepentimiento?
—Esta parte de su vida será revisada, pero no tendrá ningún sentimiento de arrepentimiento.
—¿Ese alma se sentirá orgullosa de haber hecho bien su papel?
—Será neutral.
—¿La colocación de esa bomba cumplía otro objetivo?
—En efecto —dijo Cassandra—. Dio lugar a un proceso inconsciente de pensamiento grupal. Vosotros [los humanos] a veces os veis arrastrados por el mar de pensamientos que viene de la conciencia cósmica. En otras ocasiones os arrastran estados de actividad. Estos estados pueden provocar guerras y grandes daños. Esto [la explosión] hizo que muchas almas piensen en lo que están encarnando mientras viven en la Tierra.
Cassandra estaba perfilando en ese momento una importante distinción entre la conciencia individual y la colectiva. En la Tierra, los individuos están influenciados por una conciencia grupal (energía). En este momento de nuestra evolución, esa conciencia se basa sobre todo en el miedo: miedo a la muerte, miedo al dolor físico, miedo a un revés económico, etc. Esta energía afecta a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos. Dado que el papel y el poder de la conciencia colectiva no son reconocidos, la gente tiende a ver sus miedos como algo generado por ellos mismos cuando, en realidad, es la energía grupal la que está interviniendo.
Aun no tenía claro cual era el beneficio para el alma que había acordado poner la bomba.
—¿Qué ha aprendido el alma que puso la bomba? —pregunté a Cassandra.
—El alma realiza una profunda comprensión que vibra a través de todos los cuerpos etéreos —Los cuerpos etéreos son capas invisibles de energía que rodean nuestro cuerpo físico. Juntos, constituyen lo que muchos denominan el aura—Si creó algo a través de lo que se sintió como odio en ese momento, deberá ser liberado y deberá perdonarse a sí mismo por tal acto. Ello proporcionaría una comprensión profunda a su grupo de almas en particular y a todas las que habitan la Tierra.
El comentario de Cassandra me recordó lo que había dicho el ángel de que Jon, (capítulo 2) estaba sanándose para poder sanar a todo su grupo de almas. Aunque el papel de Jon era sanar la vergüenza, el del terrorista, parecía, que era sanar el odio… el odio que lo había llevado a colocar el explosivo. Si el terrorista transmuta la energía del odio en su propio perdón, entonces llegaría a las almas de ese grupo tanto una sanación energética como una comprensión más profunda del odio. En cuanto al plano Terrestre, cualquier sanación del odio del terrorista haría más fácil para los demás que habitan actualmente un cuerpo superar el odio en sus corazones, y cualquier perdón del terrorista a sí mismo hará más fácil que los demás se perdonen a sí mismos. Tal es la repercusión energética que tenemos los unos en los otros; un incremento de la vibración de una persona eleva la de todos los demás.
—Cuando vuelvan al espíritu —pregunté–, ¿cuál será la reacción de las otras almas?
—Todos los sucesos se ven de un modo neutral —estableció Cassandra—. Todos sabrán que el Plan Divino se ha llevado a cabo.
—Entonces, dado que éste fue un acto de servicio que fue planeado antes del nacimiento, ¿esta alma no adquirirá karma negativo?
—Así es.
—Cassandra, ¿es exacto decir que en el otro lado, en espíritu, hay amor entre Christina y la persona que colocó la bomba?
—Totalmente.
—¿Han trabajado juntos en vidas pasadas?
—Sí. Algunas de sus actividades tenían que ver con la sanación… la sanación mutua y la de otros individuos, así como con la aspiración de elevar la conciencia de la Tierra de otros modos.
Noté el uso de Cassandra de otros. Como otras actividades sanadoras, también el atentado había sido diseñado para elevar la conciencia. ¡La intención era la misma!
—Tal como lo comprendo —dije—, las almas pueden elegir encarnarse en cualquier lugar en cualquier momento.
—Correcto.
—¿Por qué eligieron tanto Christina como el alma que puso la bomba, los Estados Unidos en este momento de la historia?
—La elección tenía que ver con la libertad —dijo Cassandra—. Tuvo que ver con la inconsciencia por parte de uno, y la conciencia por parte del otro. Christina, de algún modo, era inconsciente de la situación política de la Tierra en este momento. Estaba viviendo su vida del modo que había sido planeado, pero no estaba tomando decisiones conscientes a no ser que fuera necesario. Su hermano estuvo en Vietnam durante la guerra. Ella [Christina] no fue totalmente consciente de la situación hasta que él volvió, y ella tuvo ese accidente.
—¿Christina planeó esta experiencia para despertar y poder llevar una vida consciente?
—Así es.
—¿Le dieron oportunidades para despertar antes para que el accidente no fuera necesario?
—No, en ese caso no era posible.
—Cassandra, lo que he visto es que el alma intenta al principio, con métodos sutiles, despertar a la personalidad. Si la personalidad no despierta, el alma lo intenta con métodos más con- tundentes. Hasta que finalmente, ocurre algo grave, como la explosión de una bomba. Pero, en este caso, parece ser lo contrario, porque se prefirió la explosión a los métodos más sutiles.
—En este caso en concreto, es así.
—¿Por qué prefirió eso el alma de Christina?
—Porque tenía el elevado propósito de despertar a otra gente para proporcionarles esperanza y conciencia.
—Cassandra, cuando se planeó la explosión, ¿sabían si ocurriría definitivamente o no?
—Podría efectivamente haber ocurrido o no. El libre albedrío siempre existe. Ella podía haber elegido no participar, y el alma que la colocó podría haber elegido no hacerlo. Todos los individuos, mientras están en la Tierra, disfrutan de libre albedrío. Puedes cambiar las lecciones que elegiste incrementando tu frecuencia vibracional, aprendiendo a ser compasivo, y tratando a cada persona que encuentras en la Tierra como tratarías a tu Mesías. Quizá no seas consciente de que estás haciendo esos cambios, porque las frecuencias de tu planeta son densas, pero si siempre (y quiero decir siempre) tomas el camino más elevado, las frecuencias superiores te impulsarán a realizar actos de amor hacia los demás. Puedes ir al lugar que contiene todos tus archivos pasados, presentes, y futuros (los Registros Akáshicos), y acceder a tu plan de vida. Este plan puede alterarse a través de pensamientos y deseos de amor que te lleven a formas de pensamiento por el bien humano.
Al usar el término formas de pensamiento, Cassandra se refería al hecho de que los pensamientos son energía. Cuando tenemos un pensamiento, éste es energía en una forma pre-física. Si nosotros (u otros) tenemos ese pensamiento con frecuencia, o con la suficiente fuerza, finalmente se manifestará en el plano físico. Así, el pensamiento negativo puede crear, por ejemplo, una enfermedad física.
Cassandra continuó:
—En la Biblioteca Akáshica pide a tu guía que materialice tu archivo actual, y medita sobre los cambios que has formulado para ascender a tus planos superiores de conciencia. No siempre serás consciente de ellos, pero no temas, tus guías angelicales y otros seres siempre están presentes para registrar los fugaces momentos de belleza que vives en tu corazón. Pídeles que los lleven a tu conciencia divina cuando entres en los Registros Akáshicos.
—En la actualidad ~agregó Cassandra~ la vibración de la Tierra está elevándose cada día, y más almas están creciendo y abrazando la posibilidad de vivir más elevadas formas de pensamiento. Pronto, no habrá lugar para quienes no actúen por el bien de todos. Las experiencias que eliges vivir pueden no ser apropiadas para tu alma, si lo que quieres es traer amor, paz y luz a los que están en tu camino. Puedes establecer cambios para ti mismo y para el bien de los demás viendo siempre lo mejor en todos los seres, y elevándolos a lo mejor de ellos.
—Los desafíos de la vida ~prosiguió Cassandra~ son, solamente, un método para ralentizar el ritmo de las almas a fin de que perciban la belleza que hay a su alrededor. Cuanto más lento sientas tu movimiento sobre la Tierra, mayor será tu frecuencia vibratoria celestial. El dolor y el sufrimiento son algunos de los medios a elegir, y algunos seres hermosos los eligen asumiendo el dolor de los demás para que ellos puedan vivir su vida en la Tierra libres de dolor. Ésta es una de las formas más elevadas de sacrificio humano, dar tu cuerpo terrenal para que otros puedan vivir una vida de delicia sensorial, liberados del dolor y el sufrimiento. Nadie recibe más de lo que puede manejar, por eso algunas almas eligen pasar más rápidamente a través de los velos del desarrollo consciente en una vida concreta. Los milagros ocurren, y hay decisiones que deben tomarse para cambiar cosas. El dolor y el sufrimiento de la tierra no siempre transforman el plano físico, pero la forma de pensamiento de energía positiva elegida por quien sufre el dolor puede alterarse. Quienes viven con desafíos son a veces los héroes y las heroínas que personifican la trascendencia sobre la Tierra.
En el transcurso de mi investigación, no había oído gran cosa sobre la alteración posnatal de nuestros planes de vida, pero la explicación de Cassandra era coherente. Como planeamos las vivencias para experimentar y reconocernos como amor en sus múltiples formas, tales vivencias se hacen innecesarias si llegamos a ese conocimiento antes de que estas tengan lugar. En el caso de Christina, ese conocimiento no era posible porque tenía un contrato para vivir la explosión como un acto de servicio a los demás. En algún nivel podría haber elegido no participar, pero tal decisión habría sido incoherente con su deseo de servir. A mí me parecía más probable que el terrorista, por algún motivo, hubiera decidido no provocar la explosión.
—Cassandra —pregunté—, si la persona que colocó la bomba hubiera decidido no hacerlo, ¿qué hubiera ocurrido en la vida de Christina para despertarla? ¿Había algún plan alternativo?
—Sí —contestó Cassandra—. Habrían tenido lugar cambios de conciencia en los patrones vibratorios de la Tierra donde ella vivía. Habrían acontecido otros sucesos en el seno de su estructura familiar.
Dado que el plan de Christina era ayudar a una elevación de la conciencia, se me ocurrió que ella y yo podríamos haber acordado antes de nacer contar su historia en este libro. Ciertamente, un libro puede ser otra forma en la que Christina transmita su mensaje de esperanza al mundo.
—Cassandra, ¿Christina planeó antes de nacer contar su historia en el libro que estoy escribiendo?
—Sí —fue su respuesta. Aunque una parte de mí había previsto su respuesta, ésta me petrificó.
¡Había conocido a Christina antes de nacer! No sólo la había conocido, sino que habíamos planeado encontrarnos en este momento de nuestras vidas. Me invadió una sensación de sorpresa ante el modo en el que nuestro plan se había materializado.
—¿Christina y yo hemos trabajado juntos en otras vidas?
—Habéis tenido contacto antes.
—¿Cómo sabíamos que nos íbamos a encontrar en esta vida?
—La conciencia es un mar, los patrones vibratorios han sido los que os han reunido. Pertenecéis al mismo grupo de almas.
Esta información, aunque sorprendente, me pareció correcta, sobre todo debido a la similitud entre el trabajo de Christina y el que yo estaba realizando en ese momento. Sentí la alegría de haber encontrado un alma similar.
—Cassandra —dije—, algunos de los lectores del relato de Christina serán personas que han tenido un accidente. ¿Qué te gustaría decirles?
—La depresión, la ira, el “por qué yo”, y el estado final de aceptación son parte de la lección que tiene que aprenderse para alcanzar un determinado nivel de conciencia. Es un proceso hermoso. En cada fase del proceso es muy importante perdonarte a ti mismo para poder alcanzar tu más elevado nivel de conciencia, y entonces regenerar esa belleza, esa compasión, y esa comprensión, para entregarla a todos los que están pasando por lo mismo.
EL RELATO DE CHRISTINA.- 2a. PARTE.
—Sabiamente y con gran visión, Cassandra me ayudó a comprender tanto los propósitos de la explosión como el modo en que Christina había podido sanar emocionalmente. Christina había planeado la explosión, en parte, para sanarse, y al mismo tiempo, ayudar a otros a sanar. El perdón había sido la clave de su curación interior, y el perdón llegó más fácilmente con el descubrimiento de que había planeado el accidente antes de nacer, y de que éste fue un acto de servicio al mundo.
Poco después de completar su licenciatura en la universidad Christina se embarcó seriamente en su labor como sanadora. En ese momento, un conocido en el campo de la logopedia la invitó a observar a sus pacientes. Fascinada por la experiencia, desarrolló un interés por los trastornos neurológicos y comenzó a trabajar en hospitales. Rápidamente, vio que estaba en una posición única para ayudar.
—La gente quería saber qué me había pasado en la mano —me contó Christina—. Cuando lo explicaba, comenzaban a darse cuenta de que había esperanza. Ésa fue la razón por la que mi alma había hecho el contrato para que ocurriera un suceso tan horrible, porque esto daría esperanza a otra gente. Si alguien ha podido tomar un camino que lo lleva al otro lado, y hacerlo resulta productivo, otro también puede.
Pedí a Christina que me hablara sobre los pacientes con los que trabaja.
~Las personas que veo adquieren una gran conciencia tras lo ocurrido —dijo—. Comprenden su propósito. Todos y cada uno de ellos, me han dicho que la experiencia para ellos ha sido un viaje espiritual. Si les preguntaba si lo harían de nuevo, todos decían que sí. Según observo, normalmente son necesarios al menos dos o tres años para sanar, a veces cinco. Algunas de las fases finales del crecimiento espiritual tienen que ver con la firmeza y la paciencia. La persona adquiere estas cualidades mientras supera el dolor. Muchos de ellos han sufrido accidentes múltiples, uno tras otro. Los accidentes de coche son cada vez más frecuentes. Cuando tienes uno, las probabilidades de tener otro se incrementan exponencialmente. Estas personas no provocan los accidentes [por una conducción negligente]. El mensaje que he obtenido es que tienen que ver con un avance del crecimiento espiritual y con el alma. Si no captan el mensaje la primera vez, viene otra oportunidad.
—Christina —pregunté—, ¿has recibido información del Espíritu acerca de por qué, además de para aprender paciencia y fortaleza, planean esos acontecimientos antes de nacer?
—A veces es el amor a sí mismos —contestó—. Algunas personas (gente que ha vivido su vida de un modo muy inconsciente, haciendo muchas cosas tan rápidamente como es posible) aprenden cómo amarse a sí mismos al verse obligados a bajar la velocidad de sus vidas. Otras veces las lecciones tienen que ver con la personas de su entorno, pues son ellos los que están aprendiendo. El alma de la persona acordó sufrir el accidente para dar información a otras personas. Los demás aprenden a amar al herido y a comprender que algo invisible en la Tierra [como un trauma cerebral], realmente existe. Parte del conocimiento que me han dado para que lo entregue es que hicieron un pacto antes de nacer para que eso ocurriera. Cuando comprenden que hicieron ese pacto para aprender lecciones concretas, entonces comienzan a avanzar.
—Christina, como sanadora, ¿qué podrías decir a quien debe soportar un gran dolor físico?
—Dibujad un círculo frente a vosotros —aconsejó—. Entrad en el círculo del dolor y enfrentaos a él, en lugar de intentar huir. Entonces remitirá hasta un nivel que podáis tolerar.
Mientras Christina daba este consejo, pensé en mis conversaciones con personas que han experimentado accidentes graves. Además del dolor físico, con frecuencia se enfrentaban a cambios significativos en sus relaciones.
—Christina, ¿cómo cambiaron tus relaciones personales como resultado de la explosión? —pregunté.
—Algunos de mis mejores amigos desaparecieron de mi vida —dijo, tranquilamente —. La gente comprende que la vida es extremadamente frágil. Si esto puede pasarle a alguien a quien conocen, puede también pasarles a ellos, y eso es aterrador. Quien tenga que estar en tu vida estará en ella. A veces, tienes que andar el camino sola, y no necesitas mucha ayuda externa. Puedes creer que sí. Quien piensa eso y se regodea en ello se convierte en victima. Si miras en tu interior, el camino se iluminará, sin importar si caminas sola o acompañada. Lo único que necesitas es pedir ayuda [al Espíritu].
Uno de los mayores cambios de Christina tuvo lugar en su relación con su marido.
—Mi marido me cuido mucho—recordó Christina—. Me apoyó de un modo paternal. Muy protector. Creía que había sido culpa suya por llegar tarde.
A pesar de que su matrimonio acabó, y a pesar de los años de dolor físico y emocional, Christina había perdonado a quien colocó la bomba. Me preguntaba si tenía algo más que compartir con quienes están luchando por perdonar.
—Bendecid a esa persona, pedid que sea perdonada, y permitid que eso ocurra, dejándolo a una conciencia más elevada que la vuestra —sugirió Christina—. Lo mejor que podéis hacer es liberar los pensamientos negativos, porque lo único que hacen es consumir energía, que podríais estar usando para hacer el bien por el mundo.
—Más allá del perdón, ¿cómo llegaste al punto de la gratitud?
—Las capas van desplegándose como una cebolla. Estuve agradecida por estar viva. Estuve agradecida cuando el dolor comenzó a cesar. Estuve agradecida si el dolor se detenía aunque sólo fuera treinta segundos. Al principio no me sentía de ese modo, dado que el dolor era continuo, pero llegó un momento en el que estar en el lado oscuro era más de lo que podía soportar. La única salida que te queda es dirigirte hacia la luz.
—¿Y el que colocó la bomba?
—Él fue elegido para hacerlo —dijo Christina—. Creo que es necesario ser un Ser de luz para ser elegido para hacer algo que conscientemente no se etiquetaría como bueno.
LA SESIÓN DE CHRISTINA CON STACI WELLS.
Para obtener más información sobre el programa de vida de Christina, y para escuchar la conversación de su planificación prenatal, Christina y yo hablamos con Staci Wells. Proporcioné a Staci el nombre y la fecha de nacimiento de Christina, y le conté que años atrás había resultado gravemente herida en la explosión de una bomba. Esperamos atentamente mientras Staci escuchaba las primeras palabras de su espíritu guía.
—Al comenzar a concentrarme en el año del accidente —comenzó Staci—, lo que he escuchado es, “Ése fue el año del karma”. Ese accidente no fue un accidente. Estaba planeado.
—Así es —dijo Christina.
Hicimos una pausa un momento mientras el guía de Staci la llevaba a la sesión de planificación.
—Te veo, Christina, de pie en una habitación, en el centro de tu grupo de almas. Hay una habitación más grande donde se reúnen los miembros del grupo de almas, y una más pequeña, adyacente, donde están los espíritus guía. Llevas un vestido de color marfil. Muy sencillo, suelto, de forma natural. Estás diciendo que quieres sanar al mundo. En esta sesión de planificación prenatal se está hablando mucho sobre crecimiento espiritual. En esta vida estás continuando un asunto de crecimiento espiritual que comenzó durante las Cruzadas. Eras una mujer pequeña y muy inteligente, y trabajabas sin que te vieran los soldados. Trabajabas para proteger a otros que podían ser sospechosos. Tú los cuidabas. Los alimentabas. Los alojabas. Les decías las rutas seguras por las que podían ir. Cuando tus amigos eran capturados y llevados a prisión, tú les llevabas comida y ropa. Hacías todo lo que podías para ayudarles. En esa vida nunca te capturaron, pero sí a muchos de tus amigos. Tu deseo de rendir servicio y de ayudar a los demás de un modo práctico y espiritual es un tema kármico continuado.
—Lo que más te fascina es la mente ~continuó Staci~. Te veo teniendo una conversación con un espíritu guía en concreto, y con tres de los de tu grupo de almas, sobre cómo quieres estudiar la mente y su implicación en las distintas enfermedades corporales en esta vida. Quieres dar poder a las personas a través de un mejor uso de sus mentes.
—Estoy pidiendo ~dijo Staci~ que me muestren una conversación sobre el accidente. Creo que hay un único ser responsable de esto. Te estoy viendo hablar con esa alma. Oigo que acuerdas tomar parte en ese escenario.
Christina: Eso anunciará una nueva apertura en mi vida. Y actuará como un recordatorio mental inconsciente para mí en ese momento, para volver al sendero por el que quiero caminar. Necesito algo así para corregir el curso, y para recordar el propósito más elevado de mi vida.
—Esto es como si se abriera físicamente un agujero en un muro para que puedas atravesarlo y entrar en la fase siguiente de tu vida —añadió Staci—. Te oigo explicar que, en tu recuperación de la explosión, obtendrás poder a través del uso de tu mente, no sólo en términos de sanación del cuerpo, sino también en la sanación mental y emocional, y en tu propio deseo de sanar.
Si este accidente no hubiera ocurrido hubiera sido más fácil para ti recorrer un camino distinto, un sendero de responsabilidad familiar, un sendero de poner en el último lugar tus propias necesidades. Eres una mujer con una gran energía. Tu alma es vital y activa. Pareces muy entusiasta, asegurando que todo irá bien. A nivel del alma, pareces jovial. Parte de tu grupo de almas no ha dicho nada. Escuchan imparcialmente, y observan. Otros se sorprenden de que hayas elegido un modo de cambiar de dirección tan dramático. Tú te ríes, diciendo, “Para hacer ese tipo de cambio necesito ese tipo de energía”.
Esa bomba —preguntó Staci—, ¿estaba en un edificio de ladrillo?
—Así es —confirmó Christina—. Un edificio muy, muy viejo.
—Entonces estoy viendo lo correcto —contestó Staci—. Me llevan de nuevo al lugar donde estás sentada, conversando con el hombre que construyó la bomba. Es un ser muy callado. Sólo hace ruido con las bombas. Al menos al nivel del alma, es extrañamente compasivo. Ha tenido problemas en varias vidas al expresarse con palabras, palabras para sentirse cómodo al conversar con la gente, e incluso al estar en público en lugares donde se reúne mucha gente. En una vida, tuvo esquizofrenia. Sin embargo siente compasión. En el momento en el que hablabas de esto, es difícil para él encontrarse cara a cara contigo. Su compasión le hace querer retirarse y esconderse. Preferiría trabajar sin ser visto. Tu conversación con él es intermitente. Dice algunas frases, y después se queda en silencio. Después, otras frases. Luego comienza a levantarse, y tú tiras de él. Su preocupación parece ser por tu bienestar. Estás casi actuando como un espíritu guía para él. Es parte de tu grupo de almas, y lo has visto luchar con este problema a través de muchas vidas. Te veo acercarte a él.
Christina: Todo está bien.
Hombre: Nunca he querido matar, herir, o dañar a alguien. Ésa nunca ha sido mi intención. Sólo quiero decir algo. Quiero que me escuchen con claridad.
Christina: Nosotros te escuchamos. Nosotros te vemos. Todos nosotros te vemos, y te oímos. Te ayudaremos con esto. Yo te ayudaré con tu propósito y, al hacerlo, también me ayudaré a mí misma, ¿no lo ves?
—Cuando dices “esto” ~prosiguió Staci~ te refieres a sus problemas de comunicación. Está luchando con su sentimiento de culpabilidad sobre lo que va a hacer. Él no quiere hacerte daño ni ser responsable de nada que te haga daño, pero está claro, cuando planeas tu vida, que la suya va a convertirse en un caos, y que su capacidad para expresarse no estará en el nivel que está intentando alcanzar. Volverá a hacer las cosas a puertas cerradas, en secreto, y eso tendrá un gran impacto en la gente. Para él, todo gira en torno a la comunicación. Siento que emanas mucho amor, Christina. Te oigo asegurándole cosas, intentando que cambie su punto de vista para que vea el tuyo, y cómo esto servirá a tus propósitos. Intentas convencerlo. Estás intentando expresarle que sólo te afectará positivamente.
Christina: Está bien. Quiero hacer esto. Te ayudaré. Me ayudaré a mí misma. Veré sólo luz. La negatividad no siempre provoca negatividad. A veces la negatividad es el camino hacia la totalidad. Todos tenemos que empezar en algún punto.
—De modo que —concluyó Staci— ésta es un alma de tu grupo de almas por la que tú sientes una gran compasión.
Ahora comprendía el modo en el que la explosión había conseguido los retos de Christina para esta vida. Sin embargo, no estaba seguro de cómo provocar una explosión ayudaría a la persona que puso la bomba a superar las dificultades de comunicación de sus vidas pasadas.
—No me queda claro el beneficio para la persona que puso la bomba —dije a Staci—. ¿Qué le ayudó a conseguir?
Repentinamente, la manera de hablar de Staci se hizo más lenta y pausada. Su espíritu guía comenzó a hablar directamente a través de ella.
—Esta alma ha estado atascada durante un milenio en un ciclo de autodestrucción, y ha recurrido a tendencias violentas en varias vidas. En otra vida fue un miembro del IRA que con frecuencia hacía cosas violentas, que ayudaba a planear ataques, que ayudaba a preparar bombas. Ése ha sido siempre su medio de comunicación. La intimidad emocional es difícil para él. A través de todo esto, ha habido una necesidad subyacente de crear autoestima. Esta vida y su confluencia en el tiempo con esta bomba y con Christina son para él una extensión de otra vida, ya que aun está atrapado en este círculo.
Staci volvió tan rápido como se había marchado, y su modo de hablar volvió a la normalidad. Continuó escuchando la conversación prenatal.
—Hablan con Christina acerca de si lo atraparán, acerca de que esta bomba podría ser lo que lo guíe a conseguir ayuda. Todos pasamos varias vidas repitiendo comportamientos auto- destructivos antes de comprender, finalmente, que no sirven, y que debemos seguir adelante. Éstas son dos cosas distintas: una, llegar a la comprensión de que no nos sirven de nada, y otra, ser capaz de corregimos. Christina ayuda a que la gente se corrija. Se presentó voluntaria a ponerse bajo el efecto de otra de sus violentas comunicaciones con la esperanza de que esto lo ayudara a corregirse. Sigo oyendo la palabra paz aquí. Ella espera que esto lo ayude por fin a encontrar la paz. A veces ha conseguido recompensas por su comportamiento. En el IRA era respetado, aceptado en el círculo íntimo, y se sentía importante. Siguió en el mismo antiguo camino durante muchas vidas, ya que era más fácil para él ir en esa dirección. Finalmente, cambiará. Christina esperaba que esta vida fuera el momento.
—Lo conozco? —preguntó Christina.
—No en esta vida —le respondió Staci.
Entonces le pregunté si podíamos escuchar la conversación entre Christina y las otras tres almas que Staci había visto antes en la sala de planificación. Hubo una larga pausa mientras Staci escuchaba.
—Tu padre, Christina, era una de esas almas. Las otras dos son mujeres [en esta vida]. Una tiene la apariencia de una mujer de mediana edad (tu madre), y la otra tiene la apariencia de una mujer joven y rubia. —Staci estaba viendo las formas que estas almas asumirían en sus siguientes encarnaciones—. Tanto tu madre como tu padre están preocupados por tu bienestar. Te preguntan, “¿Estás segura de que quieres hacer esto?”.
Christina: Sí, esto es lo que quiero. Puedo asumirlo. Soy muy fuerte. Vosotros ya lo sabéis. Puedo asumir el mayor de los desafíos.
—La mujer más joven —añadió Staci—, es alguien que estuvo en tu vida dos años antes del accidente.
—Podría ser mi amiga Alice —dijo Christina.
—No estaba en vuestros planes que fuera una amistad para toda la vida —respondió Staci.
Las palabras de Staci me recordaron que, a menudo, planeamos ser amigos o esposos de otra gente por periodos concretos de tiempo. Como no recordamos estos acuerdos, podemos ver el final de una amistad o de un matrimonio como un suceso negativo. No lo es. Separamos nuestros caminos cuando hemos completado nuestros planes con ellos.
—Exacto. Ya no está conmigo —confirmó Christina.
—Definitivamente, es una amistad previa al accidente —dijo Staci—. Tengo la sensación de que en ese momento era tu mejor amiga. ¿Quizá incluso tu compañera de piso?
—Así es —dijo Christina.
—La oigo decir, “¿Estás segura de que esto [la explosión] es lo que quieres?”. Oh, y veo que tu marido se une a vosotros cuatro. Ha estado sentado y observando con el resto de tu grupo de almas. Veo que te rodea con los brazos.
Esposo: Yo aliviaré parte de tu carga. Respetaré todo lo que hagas. Respetaré que vayas a ser nuestra luz. Te apoyaré todo lo que pueda mientras te curas, y recuperas tu fortaleza.
—Te besa en la frente, Christina. Lo abrazas. Entre vosotros dos hay comprensión y respeto mutuo. Eso es todo lo que se dice.
La aparición del exmarido me trajo a la mente una pregunta que se me había ocurrido la primera vez que hablé con Christina.
—Staci —dije—, en el momento en el que ocurrió la explosión, el marido de Christina llegó tarde a recogerla del trabajo porque estaba absorto en la lectura. ¿Es posible que uno de sus espíritus guía, o de los de Christina, se centraran en él de forma que se viera obligado a llegar tarde?
Staci se quedó en silencio algunos segundos mientras su guía la llevaba a ese crítico momento.
—Absolutamente. Estaba en un estado de conciencia alterado, apartado de la realidad del tiempo. Hay un espíritu guía junto a él, organizando esto a la hora de la cita, para asegurarse de que todo va bien. Este espíritu es uno de los guías que vi en la sesión de planificación.
—¿Es Cassandra, o Leona? —pregunté.
—Cassandra —dijo Staci, tras obtener la respuesta de su guía.
—Staci —dije—, por favor, pide a tu guía que nos lleve a otra parte de la conversación prenatal en la que Christina hable sobre cómo crecerá a consecuencia de esta experiencia, o sobre cómo la experiencia le permitirá hacer un trabajo que beneficie a la humanidad.
—Me están mostrando el comienzo de su sesión de planificación prenatal —anuncio Staci —. Christina está con su guía superior, que tiene forma masculina. En otras sesiones he men- cionado un tablero de ajedrez. Lo estoy viendo de nuevo. Es como un tablero real, aunque no está en el suelo. Veo a Christina tomando piezas y moviéndolas. Está hablando con su guía.
Christina: He hecho grandes avances [en vidas pasadas]. Puedo seguir haciéndolos en esta vida para incrementar mi crecimiento. Quiero hacer eso. Soy capaz de hacerlo. Quiero ser relevante. En cualquier circunstancia, quiero ser relevante y ayudar a la gente de un modo significativo.
—Hablan sobre sus escritos, sus enseñanzas y sus conferencias. Estos consejos vienen de sus espíritus guías. Christina dice, “Necesito trabajar mano a mano con la gente”. Hablan sobre la capacidad intelectual de Christina y su habilidad para analizar a la gente, las situaciones, y las dinámicas familiares. Estas habilidades las ha ido incrementando en vidas previas y en el tiempo entre vidas. Christina señala su corazón y dice, “Quiero poner mi granito de arena”. Habla sobre trabajar en secreto como lo hizo en las Cruzadas y en la Revolución Francesa. En esas dos vidas, dio comida a la gente, los escondió, y los hizo llegar a la siguiente casa segura.
Christina: Estoy cansada de hacer eso. Quiero ayudar a los demás, pero no quiero que sea de un modo tan básico como antes. Quiero hacer algo más, algo diferente en cuanto a la capacidad de ayuda.
Espíritu guía: Puedes formar parte de la nueva y valiente oleada de seres que están entrando en una encarnación física en un momento en el que el mundo está preparado para aceptar de nuevo la idea de usar las energías invisibles, e incluso el magnetismo, como métodos de sanación sin que se piense en brujería.
—Christina accede a trabajar en la curación. La sanación emocional, con frecuencia posibilita el crecimiento espiritual con el que quería ayudar a la gente. Además quiere ayudar a otras personas de un modo que les permita establecer su propio camino, y que los implique en un proceso de descubrimiento de sí mismos.
Christina: A través de muchas vidas, he tenido un claro conocimiento de mi misma. Ésa ha sido la energía que me ha dado la fuerza suficiente para ser tan luchadora, y para ayudar a otros en su lucha. Quiero abrazar a los demás y permitirles descubrir esa misma confianza y poder en ellos mismos.
—Luego hablan sobre cómo Christina tendría que redescubrir este proceso por sí misma (para poderlo recordar), y así poder ayudar a otros. Ahora me están mostrando algo —dijo Staci, nerviosa—. Christina, ¿pasaste un periodo de tiempo inconsciente después del accidente?
—Si, salí y entré de la conciencia, durante bastante tiempo.
—Me están mostrando (está todo en tu sesión de planificación prenatal) que espíritus guías y miembros de tu grupo de almas trabajaron contigo durante el tiempo que estuviste inconsciente. Estaban intentando recordarte, a nivel del alma, el propósito del accidente. Además, trabajaron contigo para sanarte, para mostrarte tus dones curativos, y para recordarte que querías trasladar eso a los demás. Tuviste mucha ayuda.
—Sí —contestó Christina.
—En esta parte de la planificación —continuó Staci—, charlas con tus guías sobre llegar a las masas. Te animan a relacionarte con mucha gente, a extender tu riqueza de conocimiento, y contagiar a la gente con tu fortaleza, con el propósito y el sentimiento de que todo se puede realizar. Hablan contigo sobre hacer algo en tus últimos años, como escribir un libro, que te serviría de plataforma para viajar y hacer apariciones publicas. Se habla de ello como algo que harías a partir de los cincuenta años. ¿Has sentido alguna vez que quieres escribir un libro?
—En realidad, sí —contestó Christina—. Incluso he pensado en el tema.
En ese momento, recordé la referencia de Cassandra a la decisión de Christina de participar en este libro.
—Staci —dije—, Cassandra me dijo que Christina y yo estamos en el mismo grupo de almas, y que planeamos que ella contara su historia en mi libro. ¿Puedes oír esa conversación?
Se produjo un largo silencio mientras Staci centraba su atención en esa parte de la sesión.
—En este grupo de almas hay muchos, muchos autores —nos contó Staci cuando la visión se hizo más clara—. Me llega [de mi espíritu guía] la frase “Este grupo de almas es un almacén de conocimiento intelectual”. Te veo, [Rob], unas cuatro hileras detrás de Christina. Te veo con una tablilla en la mano y una pluma de algún tipo. Te levantas y caminas hacia Christina. Estás escribiendo algo al mismo tiempo. Percibo que has sido (en varias vidas) observador y narrador. Has desarrollado el poder de la observación. Aunque desempeñas un papel pequeño en la vida de Christina, se alegra de verte cuando te acercas a ella. Te sientas y hablas con ella sobre el libro. Aplaude emocionadamente.
Rob: Me gustaría narrar tu viaje.
Christina: ¡Oh, sí, hazlo, por favor!
Rob: Voy a escribir una serie de libros, comenzando por el que narre tu experiencia, será una crónica del viaje del alma, del viaje que todos emprendemos en nuestras vidas. Me gustaría incluir tu viaje como un modo de representar el karma de causa y efecto.
Aunque Cassandra nos había hablado de nuestra colaboración, escuchar las palabras pronunciadas antes de la encarnación fue algo totalmente distinto y muy emocionante. La información era totalmente coherente con lo que había descubierto en las sesiones personales con otras médiums; que había, efectivamente, vivido un gran número de vidas como observador y custodio de la experiencia humana.
Sin embargo, la expresión “karma de causa y efecto” me dejó perplejo, porque siempre había pensado en el karma como un equilibrar. Aunque en ese momento no lo sabía, mi olvido de este término en la etapa prenatal tendría un impacto importante en mi trabajo postnatal. Ahora conceptualizo el equilibrio kármico como un fenómeno de causa y efecto.
—En este momento de la conversación estoy viendo una manzana —continuó Staci—. Tú
has hecho que aparezca, Rob. Estás usando la analogía de las semillas. Ése es el propósito que persiguen tus libros.
Rob: Quiero sembrar semillas en la mente de mucha gente (semillas de conocimiento y consciencia del alma y del viaje del alma), y explicar los misterios, o lo que mucha gente considera misterios. En el proceso, mi viaje incluirá mi propio descubrimiento. Tu relato [el de Christina] iluminará a los demás sobre el proceso kármico de causa y efecto, y sobre los diferentes caminos que puede tomar un alma.
—Os abrazáis, compartiendo vuestro mutuo entendimiento —añadió Staci.
Me vino a la mente otra pregunta.
—Staci, ¿puedes escuchar alguna conversación entre Christina y Cassandra?
Staci entonces nos repitió las palabras de Cassandra a Christina y a mí.
Cassandra: Tú [Christina] y yo hemos trabajado juntas en otras vidas para intentar que la gente sepa que no está sola, que hay siempre otros que ayudarán, otros que han pasado por ello antes, sea lo que sea. Esto es parte del ciclo de la vida. No hay una línea entre la vida del alma y la vida física. Todo es uno. Relacionarse contigo [Rob] y con el libro resaltará el principio de que las personas pasan por las mismas cosas aunque sus vidas sean muy diferentes. Cuando la persona siente que es la única que experimenta algo, ese sentimiento es una ilusión egoísta. Regodearnos en la autocompasión nos desconecta del flujo de la vida y del flujo de la eternidad. No se progresa apartándose de la vida de los demás. Siendo consciente de la unidad de todos, la humanidad as- ciende al siguiente peldaño de consciencia. Esto es parte del bien mayor, al que todos servimos.
Y con esto, Staci y su espíritu guía terminaron de exponer la sesión de planificación prenatal de Christina.
Mientras estábamos escuchando el diálogo, algunas ideas fueron tomando forma; una era que Christina había expresado un gran amor y comprensión hacia el alma que había creado la explosión. Comencé las preguntas a continuación pidiendo a Staci y a su guía que comentaran cómo interactúan los miembros del grupo de almas con el alma de quien puso la bomba.
—Las otras almas ayudan y asienten —replicó Staci—. No hay juicios en el plano espiritual. Lo miran con amor, y le permiten hacer lo que necesita para su evolución.
—Staci, me gustaría preguntar a tu guía cuál es la relación entre el accidente de Christina y el karma de causa y efecto. —Ya que me habían hablado con mi propia terminología, decidí hacer uso de ella.
La guía de Staci habló directamente a través de ella de nuevo.
—Como en otros relatos de tu libro, estás descubriendo que un accidente, con frecuencia no es accidente, sino la causa de un cambio de conciencia en la persona previamente acordado. Cuando las almas atraviesan el velo hacia la Tierra, olvidan los planes que hicieron antes de cruzar. Hechos como éste sirven como recordatorios muy importantes, incluso a nivel del alma. El subconsciente es donde nace el cambio. De ese modo, el accidente puede verse como la causa (aunque nosotros [los espíritus guía] lo vemos como un recordatorio) que produce el efecto del cambio hacia una nueva dirección, una nueva perspectiva. Tras un accidente, inconscientemente tenemos un acceso total al alma. Trabajamos para recordar al alma el destino y el reto elegido por ella, y de este modo la abrazamos y la ayudamos a elevar su vibración durante ese periodo de inconsciencia. Cuando vuelve la conciencia completa, el alma alberga ya la semilla inconsciente para producir el efecto planeado.
—Eso tiene sentido para mí —dijo Christina.
Para Christina, el efecto que buscaban era que ella recordara su plan de ser sanadora. Sabiendo que Christina quería traer sanación al mundo, y que su experiencia sería leída por muchos que buscan sanación, decidí ampliar el alcance de nuestra conversación.
—Me gustaría preguntar sobre sanación —dije al espíritu guía de Staci—. Christina sanó, tanto física como emocionalmente. Perdonó a la persona que colocó la bomba. Sé que el perdón altera el ADN de quien perdona, y de la persona que ha sido perdonada. ¿Correcto? Si es así, ¿cómo cambia el ADN?
—Así es —confirmó—. El perdón produce cambios en los cromosomas. Este tema se trata en el sistema Ayurvédico de sanación. La energía sale de ti, y la persona a la que perdonas siente inconscientemente una oleada de perdón. Aceptar o no ese perdón es decisión suya. Muchas veces, esa persona continuará sufriendo y no se perdonará a sí misma. Sin embargo tu perdón la libera para hacerlo, a fin de que pueda progresar.
—Si la persona acepta el perdón, ¿qué ocurre concretamente en los cromosomas?
Staci dejó de canalizar un momento para describir una imagen que su guía estaba creando en su mente: partículas duras se separan de los cromosomas y son reemplazadas por algo más redondo y suave.
—Eso permite un mayor flujo de energía (lo que vosotros llamáis a veces Chi) a través del cuerpo y la mente —continuó el espíritu guía—. Con este mayor flujo, hay más energía disponible para seguir adelante con un propósito en la vida.
—¿Llorar sana el ADN? —pregunté.
—Cuando es una liberación, sí; cuando se trata de autocompasión, no —respondió.
—¿La risa sana el ADN?
—La risa es muy curativa. Desencadena una cascada de hormonas que lavan el cuerpo, desechan las toxinas, y provocan la circulación de los líquidos.
~¿Altera el ADN?
~Evita la alteración toxica del ADN. Es más un mantenimiento preventivo que una alteración. Hay veces en que los pacientes de cáncer pueden hacer risoterapia para sanar a nivel celular, pero eso en sí mismo no produce cambios en el ADN. Permite que el cuerpo funcione en una vibración más armónica y de manera más positiva.
—Me gustaría hacer la misma pregunta con respecto al agua —dije—. Hemos hablado sobre el llanto como parte del proceso de curación. Algunas personas con las que he hablado hicieron visualizaciones en las que se lavaban o se recostaban en un riachuelo. Hay un libro de un científico japonés, Emoto, que habla al agua con unas palabras concretas, después la congela, y analiza los cristales, y descubrió que las palabras con vibraciones superiores, en concreto, amor y gratitud, crearon los cristales más hermosos.* (* El agua, espejo de las palabras, Editorial Sirio.) ¿Cuál es el papel del agua en la sanación?
—El agua está en todas las partes del cuerpo y en todas las partículas —dijo el guía de Staci—. El agua adquiere y libera vibraciones. El agua puede también absorber y disipar magnetismo. Es un portador y un catalizador.
—Si alguien que ha sido dañado física o emocionalmente habla al agua, la programa con pensamientos como amor y gratitud, y luego se la bebe, ¿eso estimularía la sanación física o emocional?
—Sí, lo haría. Hablar de esas cosas imbuye al agua en fuerza vital, en energía. Ingerir ese agua trae esa fuerza vital al cuerpo y ayuda a que libere y limpie las toxinas a través de varios sistemas orgánicos.
La voz de Staci mostraba que estaba cansada; canalizar a su guía requería una tremenda cantidad de energía. Decidí pedirle que hiciera sus conclusiones finales.
—¿Qué te gustaría decir a la gente que al escuchar o leer algo como la explosión de una bomba, siente miedo, prejuicios, o una gran sensación de separación de los demás?
—Siempre hay una razón —afirmó—. La verdadera medida de la evolución de una persona es su habilidad para convertir algo negativo en positivo. Detenerse en lo negativo y tener prejuicios basados en el miedo no alimentaría la verdad de una cuestión como ésta. La preocupación siempre debería ser cómo hacer un uso más positivo de nuestro tiempo, sea éste en una silla de ruedas, o corriendo un maratón. Siempre hay cosas positivas y negativas. Tal es la dualidad de la Tierra. Sin lo negativo, no podemos experimentar ni conocer lo positivo. Sin lo negativo, no tenemos un aliciente para desear lo positivo, ya que cuando cruzamos el velo, olvidamos. A aquellos de vosotros que os descubráis teniendo prejuicios sobre los responsables de lo que veis como un daño, os pedimos que penséis que siempre hay un lado positivo como consecuencia de las desgracias. Nos gustaría deciros que esa desgracia es sólo una ilusión. Nos gustaría decir que la gente que al abrir un periódico o encender la televisión y ver lo que sucede en el mundo, lo juzga como negativo, está tomando el camino fácil, y no pensando en la verdad de las cosas. Siempre hay algo más profundo. Siempre hay algo más. Siempre hay un significado. Esperamos que los ejemplos contenidos en este libro os ayuden a pensar dos o tres veces en el significado y el valor de la adversidad, y en cómo ésta es el catalizador del crecimiento.
«Sólo veré luz».
Esta afirmación, aparentemente sencilla, dicha por Christina antes de su nacimiento sobre la vida que estaba por llegar, significa más, mucho más, de lo que puede parecer en un principio. Resume su intención de ser quien es realmente. La luz que ve en los demás, incluyendo el alma de quien colocó la bomba, refleja la luz que hay en su interior. En el rostro de los demás vislumbra su propio reflejo.
El tema central de este libro es que somos amor. Esto es más que una afirmación amable, o más que un sentimiento agradable. Ésta es nuestra naturaleza como almas eternas. Se hace evidente en nuestro deseo prenatal el ser de ayuda para los demás. Se expresa en los cálidos cuidados y en las palabras compasivas entre las almas cuando planean sus vidas juntas. Y se refleja en los planes de vida que nos bendicen con la oportunidad de descubrir y conocer más profundamente lo que significa ser amor.
En nuestro Hogar espiritual, sólo hay luz. Sin oscuridad, sin contraste con la luz, no podemos apreciar totalmente la luz que vemos. Sin contraste con el amor, no podemos conocer, total y profundamente, quiénes somos en realidad. Y por eso planeamos vidas en las que olvidamos nuestra verdadera identidad, esperando que las vivencias nos despierten a nosotros mismos, y seguros de que al recordar obtendremos un mayor autoconocimiento.
En espíritu, cuando sólo hay luz, no hay nada que perdonar. Allí sabemos que somos amor, y por eso es sólo amor lo que expresamos, ya que sólo puede expresarse lo que se conoce. Ningún alma consciente de que es amor podría expresar nunca nada más. Ningún alma consciente de que es amor crearía nunca nada que necesitara perdón.
Aun así, el perdón es una expresión del amor. Sin oportunidad para ello, no podemos experimentarnos como amor. Por eso hacemos pactos en los que algunos de nosotros, tras olvidar que somos amor, asumimos acciones que parecen necesitar perdón; otros, igualmente inconscientes de que somos amor, seremos elegidos para ofrecer ese perdón.
Así es el acuerdo que hicieron Christina y el hombre que puso la bomba. Christina no es la intensa furia que sintió una vez en esta vida; ella es el amor, el perdón, que emergió de esos sentimientos. El hombre que puso la bomba tampoco es quien imaginamos que es. No es el odio que creó la explosión, sino el alma que dijo, “Yo no quiero matar, dañar, o herir a nadie. Ésa nunca ha sido mi intención”. Su deseo era “ser oído con claridad”, sencillamente un deseo de recibir, mientras está en un cuerpo, el mismo amor y comprensión que Christina le mostró cuando, en espíritu, planearon la relación de sus vidas.
Esa relación creó tanto una oportunidad como el estímulo para que Christina recordara. Tal como lo planearon, parte de ese recuerdo tenía que ocurrir mientras estuviera inconsciente tras la explosión, cuando sus espíritus guías y los miembros de su grupo de almas le recordaron parte de su plan: su propia sanación, a la que seguiría una vida de sanar a los demás. Para ser de ayuda al mundo, el recuerdo es el mayor don que se nos puede otorgar.
El de Christina es, por tanto, el plan de un trabajador de la luz, un alma que antes de nacer pretende recordar su sabiduría interna para, como dijo Cassandra, “regenerar esa belleza, com- pasión, y comprensión en todo el mundo que haya pasado por lo mismo”. Christina tenía primero que recordar su luz antes de poder compartirla con los demás. Al recordar, se eleva a una vibración en la que puede sanar. Es su energía quien lo logra, no sus palabras ni sus acciones, y el poder de su energía brota de su transformación personal. Sólo cuando Christina vio la belleza en la persona que puso la bomba, pudo perdonar; sólo cuando sintió verdadera gratitud pudo abandonar la amargura.
Christina es capaz de ofrecer estas bendiciones porque ha perdonado en circunstancias que podrían haber engendrado una ira implacable. Realmente, es su modo de vivir el perdón, no su profesión, lo que hace de Christina una sanadora. Aunque podría haber cerrado su corazón, eligió mantenerlo abierto. Toda persona que emprende el viaje a la sanación sigue sus pasos. Si Christina hubiera desempeñado un rol diferente en la sociedad, si esos pasos fueran menos visibles, seguirían siendo igual de efectivos.
Si traes luz y sanación a la humanidad pero crees que tu capacidad está limitada por tu papel, que tu poder se ve debilitado por las circunstancias, que tu alcance se ve limitado por los daños sufridos tras un accidente físico, relájate y ten por seguro que todo el mundo sabe que estás ahí. Todos te ven. Todos te oyen. Y allá donde tu voz no llega, y donde tus pies no pueden caminar, cada persona siente tu presencia en niveles que van más allá de la percepción humana consciente. Y tus sentimientos irradian mucho más aún, a través de las dimensiones, que aparentemente, pero sólo aparentemente, están muy lejanas. La luz que vives, el perdón que difundes, la sanación que creas, el amor que recuerdas que eres, pueden sentirlo de manera profunda todos los que están en un cuerpo, y todos los que están en espíritu. Del mismo modo en que tú proporcionas a los demás esperanza y consciencia, Christina acordó antes de nacer brindarte esperanza y consciencia a ti. Así como tú cumplirás tu plan prenatal, Christina está cumpliendo el suyo ahora.
Y cuando Christina vuelva al espíritu, los efectos de su vida continuarán expandiéndose en el plano físico. Como una mano en una ventana de cristal, cada una de nuestras vidas deja huellas que duran mucho después de terminar. Parte de nuestra energía subyace en las formas de pensamiento de que habló Cassandra; todo deja un eco en el tiempo y el espacio, afectando no sólo a aquellos con los que compartimos la Tierra cuando estamos aquí, sino también a quienes vendrán a continuación.
Comprender la indeleble huella que cada uno de nosotros dejamos en el mundo es enfrentarnos cara a cara con una gran responsabilidad. Christina conocía esta responsabilidad antes de nacer, y por eso planeó una experiencia que dejaría una profunda sanación como legado. Quizá el exmarido de Christina ha encontrado la paz al comprender su papel en su plan de vida. Si él ha despertado al papel que interpretó, el sentimiento de culpabilidad habrá sido reemplazado por el perdón hacia si mismo, y su remordimiento por la aceptación y la paz. Si ha reconocido el valor que demostró al interpretar un papel del que no era consciente, el amor a sí mismo florecerá. Si tal despertar no ha tenido lugar, permanecerá inmerso en una ilusión de su propia creación, una ilusión que evitará el crecimiento y el aprendizaje que buscaba antes de nacer.
Lo mismo puede decirse de quien puso la bomba. La percepción de sí mismo se vería transformada si descubriera cuál es su papel. Aunque ahora puede creer que está lleno de ira y odio, debería saber que su intención no era hacer daño, sólo ser escuchado, y que fue él quien propició que Christina trajera sanación al mundo. Si experimentara un despertar así, podría aceptar el perdón de Christina, una energía tan poderosa que impregna hasta el nivel del ADN humano.
Cuando volvamos al espíritu y recordemos los planes prenatales que hicimos con aquellos que nos “dañaron”, su luz se hará de nuevo visible para nosotros. Hasta entonces, el reto es ver su luz mientras estamos en el cuerpo, tras el velo, incapaces de ver sus verdaderas identidades a causa de nuestra amnesia voluntaria. Podemos hacerlo dándonos cuenta de que quienes están en nuestras vidas son almas espirituales y eternas que interpretan roles temporales en el escenario físico. Como el alma que colocó el explosivo, somos parte de un plan mayor que, a menudo, permanece oculto para nosotros. Aun así, podemos reconocer a cada persona con que nos encontremos como una chispa de Luz Divina, un ser amoroso y transcendente con quien somos uno. Otra cosa no es real. Todo lo demás es ilusión.
Ver sólo la luz es ver sólo la Divinidad en cada persona que camina sobre la Tierra. Entonces es cuando recordamos quiénes somos realmente.
CAPÍTULO 8.
C O N C L U S I Ó N.
Han pasado tres años desde que me embarqué en el viaje que creó (en realidad, el viaje que es) este libro. En este viaje físico y metafísico, he tenido la suerte de escuchar los relatos de seres muy valientes. En realidad, han sido mis maestros. Así mismo, he aprendido de los sabios seres espirituales con los que he hablado. Cada uno de ellos ha llenado de emoción mi corazón, y ha ampliado mi vida.
Gracias a ellos, ahora comprendo el inmenso poder de esta verdad elemental: NO SOMOS SÓLO NUESTROS CUERPOS. ¿Qué podría ser más sencillo? Sin embargo, para alguien en las circunstancias de Jason, éste descubrimiento supondría una gran diferencia. Si estás físicamente discapacitado y crees que ésta es tu única vida y que no eres más que tu cuerpo, el resultado será una desesperación abyecta. Si, por el contrario, sabes (que es como decir, sientes) que eres un alma eterna, entonces la consecuencia será una vida totalmente diferente. Si, además, sabes que planeaste tu discapacidad, que de hecho tiene un profundo significado, entonces tu vida se convertirá en una búsqueda para descubrir ese significado. El sufrimiento se dulcificará, y el vacío será reemplazado por un propósito.
En estos tres años, he llegado a creer que todo tiene un significado superior. Mi fe, mi confianza, y mi disposición para rendirme al decidido flujo de la vida han crecido, aunque no sabré dónde podrá llevarme su corriente. He llegado a ver nuestro mundo, a pesar de su angustia y sus desengaños, como algo hermoso. Siento una dulzura en la vida. La siento… en todas partes. Aunque a veces no es evidente y se ve oscurecida por el dolor, siempre está allí, bajo cada dificultad, bajo cada circunstancia. NUESTRO DESAFÍO ES ENCONTRARLA EN NUESTROS DESAFÍOS.
En los días anteriores a mi descubrimiento de la planificación prenatal, sentía empatía por la gente que parecía ser menos afortunada que yo, me compadecía de las personas sin hogar, por ejemplo. Ahora que soy consciente de que esa experiencia aparentemente “mala” podría haber sido planeada, sólo siento un profundo respeto hacia ellos. Me pregunto a mí mismo: ¿Qué buscaba aprender, o con qué quería contribuir esta persona? Me digo: Quizá está viviendo exactamente la experiencia que quería vivir, muestra una enorme fortaleza al vivir un plan de vida tan difícil. Aunque no sé por qué eligió cada alma ese desafío, sé que la vida fue diseñada con sabiduría, y siempre con base en el amor. Quizá, me digo a mí mismo, las personas sin hogar planearon una vida así para que tanto yo como otros podamos ofrecerles ayuda, o una palabra amable, y de este modo podamos experimentar y conocer la compasión.
Así, he llegado a reconocer que pocas cosas son lo que parecen. Antes de descubrir los contratos prenatales, me fiaba mucho de las apariencias. Ahora, después de hablar con Jon, comprendo que un alma puede elegir experimentar SIDA para que al igual que yo, los demás podamos ser más tolerantes. Después de hablar con Pat, me di cuenta de que un ser puede planear ser alcohólico para reclamar su espiritualidad. Tras hablar con Sharon, veo el amor incondicional de muchas madres y padres, y me pregunto: ¿Planeasteis tú y tu hijo una adicción a las drogas para mostrarnos cómo es el amor?
En situaciones que antes juzgaba, ahora veo el orden divino. Donde antes veía un defecto, ahora veo perfección: la perfección de las vidas que se desarrollan tal como las planeamos.
Ese desarrollo es evidente no sólo en los retos, sino también en los aspectos aparentemente más insignificantes de la vida. Cada hoja que cae de un árbol, cada brizna de hierba que se agita con el viento… Nada ocurre por casualidad, y todo forma parte del orden divino. Siempre.
Me he dado cuenta, también, de que cada uno de nosotros tiene un propósito divino, una razón para estar aquí, que va más allá de nuestro propio aprendizaje. Es decir, planeamos experiencias vitales no sólo para recordar quiénes somos en realidad, sino también para compartir nuestra esencia única con los demás. Jon enseña tolerancia, Doris proporciona curación, y Jennifer ofrece lecciones sobre la verdadera comunicación. Nos han obsequiado con la amabilidad de Bob, con la compasión de Penélope, con la profunda fe de Pat, y con el incansable corazón de Sharon. Valerie nos muestra que el amor es eterno. La resistencia de Jason nos ilumina, y Christina nos ayuda a ver la luz en la aparente oscuridad.
Cada una de esas almas ha venido aquí para ser el amor que son. Todas ellas son almas valientes.
EPÍLOGO.
Veinticinco años después de la explosión, Christina volvió al lugar donde su vida cambió para siempre.
En aquel cálido día de otoño, la fragancia del azahar perfumaba el aire. Los estudiantes charlaban alegremente mientras cruzaban el campus en su camino a clase. Algunos estaban sentados en silencio bajo palmeras o eucaliptos, leyendo, pensando o soñando despiertos.
En el interior del edificio en el que una vez había trabajado, Christina se detuvo frente a los buzones del sótano. Algunos estaban vacíos, otros llenos de cartas y papeles. Alguien pasó junto a ella para recoger su correo. Extendió la mano hacia su buzón, tomó un par de sobres, se giró, y se marchó.
Christina subió las escaleras hasta la planta baja. Cruzó el pasillo, el vestíbulo, el pórtico, y salió al luminoso día.
En la distancia, las montañas de Santa Ana se alzaban como silenciosos e inmutables centinelas. Rayos de luz dorada bañaban sus cimas, y un himno de alegría transportado por el viento resonaba en los desfiladeros.
APÉNDICE A.- ALMAS VALIENTES.
JON ELMORE Jonelmore3rd@net-wizardry.net
DORIS wordsvoices@capital.net
JENNIFERSTEWART cooldudesmon@yahoo.com
PENÉLOPE peepingthoughts@gmail.com
BOB FEINSTEIN harlynn@panix.com
SHARONDEMBINSKI Sharond0317@yahoo.com
PAT Patrickgene33@sbcglobal.net
VALERTE VILLARS Villarz@bellsouth.net
JASON THURSTON scilifechanges@yahoo.com
CHRISTINA soulcomplete@gmail.com
Por favor, comprende que no podemos prometerte una respuesta personal a tu email.
APÉNDICE B.- MEDIUMS Y CANALIZADORES.
DEBORAH DEBARI Ncgrpres@aol.com
GLENNA DIETRICH mysticalrae@meltel.net
CORBIE MITLEID http://www.firethroughspirit.com corbie@firethroughspirit.com (877) 321-CORBIE
STACI WELLS http://www.staciwells.com RevStaci@yahoo.com (928) 453-1214
NOTA ACERCA DEL AUTOR:
En una sesión personal con una médium celebrada en el año 2003, Robert Schwartz se sorprendió al hablar con seres espirituales que lo sabían todo sobre él. No sólo lo que había hecho en la vida, sino también lo que había pensado o sentido. Ellos le dijeron que muchas de sus experiencias más difíciles las había planeado él mismo antes de nacer. Al darse cuenta de que el conocimiento de la planificación prenatal proporcionaría una gran sanación a muchas personas permitiéndoles comprender el profundo propósito de sus vivencias, los siguientes tres años se dedicó a estudiar los planes prenatales de docenas de personas. La extraordinaria comprensión que emergió de sus estudios habla directamente a nuestro más sincero y universal anhelo de saber… por qué.
Robert Schwartz vive en Cleveland, Ohio.
FIN.