Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤ Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤ Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤ Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤ Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤ Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤ Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
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lunes, 2 de abril de 2018

La llave de oro:



LA ORACIÓN científica te hará, tarde o temprano, apto para salir tú mismo o para sacar a otros de cualquiera dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es La Llave de Oro de la armonía y de la felicidad-
Para aquellos que no están familiarizados con el poder mayor que existe, eso parecerá una aserción aventurada, pero sólo bastará que se haga una honesta prueba para demostrar sin sombra de duda que ello es lo cierto. No necesitas cree en lo que se te diga al respecto, sencillamente, pruébalo por tí mismo y verás.
Dios es omnipotente y el hombre ha sido hecho a Su imagen y semejanza y tiene dominio sobre todas las cosas. Esta enseñanza inspirada debe ser tomada literalmente, por su valor actual. Aquí el hombre quiere decir todos y cada uno de los hombres y, por tanto, la habilidad para disponer de este •poder no es la prerrogativa especial del místico o del santo, como frecuentemente se supone, ni aún del practicante de la Verdad mejor entrenado. Quienquiera que seas, dondequiera que estés, La Llave de Oro de la armonía se halla en tu mano ahora mismo. La razón de ello es que en la oración científica es Dios el que obra, no tú por lo cual tus limitaciones y debilidades particulares no entran para nada en el asunto.
Tú eres únicamente el canal a través del cual tiene lugar, la acción divina y tu conducta para recibir los beneficios de este tratamiento realmente no será otra que apartarte a un lado. Los principiantes obtienen con frecuencia notables resultados a las primeras pruebas, porque todo lo que es absolutamente esencial es mantener una mente receptiva y suficiente fe para probar el experimento. Aparte de eso, se puede tener cualquier punto de vista religioso o no tener ninguno.
En cuanto al actual método de obrar, como todas las cosas fundamentales, es la sencillez misma. Todo lo que tienes que hacer es esto: Dejar de pensar en la dificultad, y en su lugar pensar en Dios. Esta regla completa y si no haces más que esto, la dificultad, cualquiera que sea, no tardará en desaparecer. No hay diferencia en la clase de dificultad que sea. Puede ser grande o pequeña; puede ser concerniente a la salud, a las finanzas, un pleito judicial, una riña, una casa incendiada o cualquiera otra cosa concebible; pero sea lo que fuere, simplemente deja de pensar en ello, y en su lugar piensa en Dios -eso es todo lo que tienes que hacer.
¿Podrá haber cosa más sencilla? Dios mismo casi no podría hacerla más sencilla y sin embargo nunca falla cuando se aplica debidamente.
No trates de formar una imagen mental de Dios, lo cual, por supuesto es imposible. Obra repitiendo todo aquello que sepas acerca de Dios. Dios es Sabiduría, Verdad, inconcebible Amor. Dios esta presente en todas partes; tiene infinito poder; todo lo sabe; y así sucesivamente; No importa lo bien que creas que entiendes estas cosas; repítelas sin cesar.
Pero debes dejar de pensar en la dificultad cualquiera que sea. La regla es pensar en Dios y si estás pensando, en tus dificultades, es que NO estás pensando en Dios: El observar incesantemente los asuntos con sospecha, para damos cuenta de cómo marchan, es fatal, porque esto equivale a pensar en la dificultad, y se debe pensar en Dios y ¡en nada más! Tu objetivo debe ser borrar la dificultad de tu conciencia, cuando menos por unos instantes, substituyéndola por el pensamiento en. Dios. He ahí lo especial. Si puedes quedar absorto en esta consideración del mundo espiritual de manera que realmente olvides por un rato todo lo que se refiere a la dificultad que te indujo a orar, te encontrarás seguro y cómodamente libre de esa dificultad -es que has llevado a cabo tu demostración.
Si quieres aplicar La Llave de Oro a alguna persona que te incomoda o a una situación difícil, piensa: “Voy a aplicar a Pepe o a María La Llave de Oro o a ‘ese peligro’ que me amenaza”; luego procede a desalojar de tu mente todo pensamiento que atañe a Pepe o a María o al peligro, reemplazándolo por el pensamiento en Dios.
Si haces esto con alguna persona, no influirás sobre su conducta en manera alguna, excepto que le impedirás hacerte daño o molestarte y con eso sólo le harás un bien. De allí en adelante es seguro que será una persona algo mejor, más iluminada y espiritual, nada más que porque le has aplicado “La Llave de Oro”. Un pleito judicial que esté pendiente o cualquiera otra dificultad probablemente se desvanecerán sin hacerse mas graves, impartiéndose justicia a todos los implicados en él.
Si puedes hacer esto con prontitud, repite con intervalos la operación varias veces al día. Sin embargo, asegúrate de que cada vez que lo haces, retiras todo pensamiento del asunto hasta la próxima ocasión. Esto es muy importante.
Hemos dicho que La Llave de Oro es sencilla y si lo espero, por supuesto, no siempre es fácil de aplicar. Si estás muy asustado o preocupado, puede serte difícil al principio distraer tus pensamientos de las cosas materiales. Pero repitiendo constantemente alguna expresión de Verdad absoluta que consideres importante, tal como “Sólo existe e! poder de Dios, o yo soy un hijo de Dios penetrado y envuelto en la paz perfecta de Dios, o Dios es amor o Dios me guía”, o quizá la más sencilla de todas, Dios está conmigo, -no importa lo mecánico e inútil que al principio te parezca este tratamiento- pronto te darás cuenta de que él empieza a tener efecto y de que tu mente se aclara. No luches con violencia, sino con quietud e insistencia. Cada vez que encuentres divagando tu atención, dirígela de nuevo a Dios.
No pretendas delinear por adelantado la solución que probablemente deba tener tu problema. Eso sólo vendría a retardar la demostración. Deja la cuestión de medios y resultado final estrictamente a Dios. Lo que tú quieres es liberarte de la dificultad; con eso basta. Haz tu parte, que Dios no fallará en hacer la Suya.
“Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.”
ADVERTENCIA: Para resolver problemas y vencer toda clase de dificultades, muchas personas en todas partes del mundo se han valido de La Llave de Oro, la cual en forma de la presente versión viene a desempeñar un nuevo servicio de utilidad.
Me alegra sobremanera el poder cooperar de este modo al noble y valioso ministerio de Unity, en el que creo con toda sinceridad.
Sea La Llave de Oro el medio de tu abrir la puerta de la salud, de la libertad y conocimiento de Dios.
Cómo puedo usar la Llave de Oro?

El concepto es muy sencillo, y sólo depende de nuestra buena predisposición y disciplina a la hora de aplicar las herramientas proveídas. Lo único que debemos hacer para aplicar la Llave de Oro es: DEJAR DE PENSAR EN LA DIFICULTAD, Y EN SU LUGAR PENSAR EN DIOS.
No es necesario creer en Dios para que esto funcione, ni tener ninguna religión en particular, recordemos que es simplemente una herramienta de reprogramación mental, y si creemos en una divinidad, tanto más fácil nos resultará para que podamos concentrarnos y confiar en el ejercicio, pero no es un requisito.
Entonces, cada vez que pensemos en una dificultad, problema o enfermedad, debemos dejar de pensar conscientemente en ello, y en su lugar pensar en Dios o en la divinidad, hasta que nuestra mente haya dejado ir el problema y se encuentre en estado neutro. Una vez que estamos en el punto cero o neutral, todas las posibilidades tendrán lugar en nuestro campo cuántico, permitiendo que se presente la mejor solución acorde a nuestras necesidades evolutivas (no a los deseos egoicos, es muy importante recordar esto ya que, de otra manera, no lograremos dejar ir el problema por querer que se solucione como nosotros queremos, en lugar de como es mejor para todas las partes involucradas).
No es necesario tener una sensación espiritual de Dios para hacer este ejercicio, sino que utilizaremos mantras o frases que nos ayuden a recordar el concepto de Dios, para que nuestra mente pueda abrirse a las posibilidades. Dejo algunos ejemplos que yo utilizo, que pueden tomar o transformar para adaptarse a su idea de lo que es la divinidad.
“Dios es la luz que ilumina cada una de mis células”.
– “Dios está conmigo en este momento”
– “Dios me guía a cada paso del camino”
– “Dios es amor incondicional”
– “YO SOY el amor incondicional de Dios”
– “La energía de Dios fluye a través de mí”
– “Dios vive en mi interior, y yo soy uno con Él”

Estos son sólo meros ejemplos, para que puedan darse una idea de cómo formar frases propias. Recuerden que somos uno con la divinidad, y que su energía actúa a través nuestro, esta es la idea.
Para las personas no creyentes, sencillamente pueden utilizar las frases a modo de que su mente se desprenda del problema, no es necesario creer específicamente en lo que están diciendo, aunque ciertamente eso puede ayudar.

lunes, 8 de enero de 2018

Decreto para perdonar y liberarse


Cada estudiante de metafísica debe saber que la Justicia Divina opera a través de la Ley de Causa y Efecto.
En consecuencia, debemos aprender a ser conscientes de nuestros actos. Cada pensamiento o acción que iniciamos es una causa que, indefectiblemente, tendrá su efecto.
Si peleamos y discutimos con la gente a nuestro alrededor (causa), el resultado será un gran conflicto (efecto).  Debe perdonar las injurias, pero no sólo de palabra o como una cuestión formal, sino sinceramente de corazón; así es.
Usted no perdonará por el bien de otra persona, sino por su propio bien.
La técnica del perdón es bien sencilla, y para nada difícil de poner en práctica cuando entiendes cómo hacerlo. Lo único que es esencial es estar dispuesto a perdonar.
Con tal que tengas el deseo de perdonar al que te ha agraviado, la mayor parte del trabajo ya se habrá consumado.
El método de perdonar es el siguiente:
Apártate del mundanal ruido y aquiétate.
Repite cualquier oración o tratamiento que te atraiga, o lee un capítulo de la Biblia.
Entonces, di calmadamente:
“Yo plena y libremente perdono a …… (mencionado el nombre del ofensor); le aflojo y le dejo ir. Vierto el peso del resentimiento sobre el Cristo dentro de mí.
Él ahora queda en libertad, y yo también. La Verdad Crística nos ha liberado a ambos. Gracias, Padre.
Bajo ninguna circunstancia habrás de repetir este acto de perdón, porque lo has hecho de una vez por todas, y hacerlo una segunda vez sería repudiar tácitamente tu propio trabajo. Después, cuando la memoria del ofensor o de la ofensa vuelve a presentarse en tu mente, bendice brevemente al delincuente y desecha el pensamiento.
Haz esto tantas veces como regrese el pensamiento a tu mente. Encontrarás que toda la amargura y resentimiento han desaparecido, y que ambos son libres con la perfecta liberación de los hijos de Dios. Tu perdón está completo.
Fuente: EMMET FOX