Este Blog es especial, es en homenaje y honrando la memoria de mi amado hijo Adrián, mi amor puro y verdadero, mi Ángel de Amor y Luz❤ ❤ ❤
Mi hijo nació el 10 de Mayo de 1985❤ ❤ ❤
Hizo su transición el 3-12-2016.❤ ❤ ❤
Hijo mío amado, tú has sido el sentido de mi vida, por eso te voy a tener presente todos los días del resto de mi vida. ❤❤ ❤
Hijo amado, tengo tu nombre tatuado en mi corazón y Alma, tu voz grabada en mi mente, tu olor en mi memoria y tu sonrisa en mi recuerdo. ❤ ❤ ❤
Si la cicatriz es profunda es porque el amor fue y es inconmensurable. ❤ ❤ ❤
Seguir adelante es una empresa difícil cuando se perdió lo que llenaba todo de sentido. ❤❤ ❤ En cada acto de amor, está tu nombre. ❤❤ ❤
Hijo, te extraño, tanto...Mi Amor puro y verdadero. Eres amado siempre.❤❤ ❤
miércoles, 28 de febrero de 2018
Frases de Neale Donald Walsch
Lo que tu corazón piensa es grandioso, grandioso. A lo que le
pone énfasis el
alma, siempre es lo correcto. Ralph
Waldo Emerson dijo esto y estaba en lo cierto. La mente es la última parte tuya
a la que debes escuchar. Ella piensa en todo lo que puedes perder. El corazón
piensa en todo lo que puedes dar, y el alma piensa en todo lo que eres. Te lo
voy a dejar a ti, el decidir cuál de los tres es el más importante…
La vida no tiene nada de espantoso si no te preocupas por los
resultados.
Aquello que condenes te condenará y un día serás aquello que
juzgas.
El cielo (como lo llamáis) no está en ninguna parte. Y, de
estarlo, estaría aquí y ahora.
Transformación después de la transición de mi hijo amado
La muerte o
transición de un hijo es lo peor que puede pasar a una madre…
La muerte no sigue un orden cronológico, no entiende de
edades y algunas personas tenemos que enfrentarnos al desgarro, al dolor tremendo,
inmenso que produce perder un hijo. Nadie, creo está preparado para eso.
Después de un golpe
así es muy difícil encontrar sentido a la vida.
Cada
duelo es personal, no hay una única forma de recorrerlo.
Es muy difícil continuar, no sabes a veces por dónde tirar
o no quieres seguir o, simplemente, te parezca imposible conseguirlo. Estás tan cansada que te cuesta horrores.
Ahora después de un año y unos meses, de
su transición, siento tanto dolor como al principio. Pero mi hijo está en mi corazón y tengo momentos de paz.
El duelo por la muerte de un hijo es largo y tiene muchos
altibajos, cuesta mucho volver a la vida. Tratas de vivir
por él, por el amor que le profesas. El amor que compartes con tus seres
queridos perdura.
Mi perrita es una angelita que comparte mi vida, es amor incondicional. Junto con ella doy paseos por la naturaleza, viendo palomas, mariposas, pájaros, el aroma de las plantas, la tranquilidad del paisaje...
Mi perrita es una angelita que comparte mi vida, es amor incondicional. Junto con ella doy paseos por la naturaleza, viendo palomas, mariposas, pájaros, el aroma de las plantas, la tranquilidad del paisaje...
Las cosas no serán como antes, eso no
puede ser. Estoy viviendo un cambio tan profundo, una transformación tan dura.
A mí
me parece que nadie
muere un minuto antes o después de lo pactado, puede ser cierto o no, ¿quién
sabe? pero a mí
esto me consuela.
Yo creo que hay algo más después de esta vida, hay vida después.
Yo creo que hay algo más después de esta vida, hay vida después.
Me gusta pensar y creer que las vidas
cortas pertenecen a seres llenos de Luz que han venido, por Amor, a
despertarnos la Conciencia, a romper máscaras, a flexibilizar
corazas, a enseñarnos, a través del dolor de su partida, lo esencial. Lo
importante.
La vida ahora se reduce a tratar de sentir
paz y encontrar la parte amable y
bondadosa de todo, vivir el momento presente, sin grandes expectativas, agradecer la
calidez del sol, la brisa, la naturaleza, poder compartir sentimientos y emociones, una vida
tranquila. Apreciar la sencillez, hacernos la vida algo más fácil, sin complicarnos en mirar lo que hacen
bien o mal los otros. Vivir en paz sin pretender cambiar a nadie. Conectar
con algo más grande, con la plenitud y la paz que conlleva aceptarnos como
somos.
Creo además en un Poder superior, Fuente o
Dios.
Se que en algún momento mi hijo y yo nos volveremos a encontrar. Mi amor puro y verdadero, mi amado hijo Adrián, mi Ángel de amor y Luz. Te amo
Se que en algún momento mi hijo y yo nos volveremos a encontrar. Mi amor puro y verdadero, mi amado hijo Adrián, mi Ángel de amor y Luz. Te amo
Traumas en la infancia
Abraham
Hicks en español Tuvo traumas en la infancia y se Alineaba con drogas
https://www.youtube.com/watch?v=FkWEozMpnFk
La solución a tus problemas: relaciones, política, etc
Abraham-Hicks
en español autoayuda práctica
Gratis descarga audio MP3 optimizado y
transcripción completa: http://www.tuvidaahora.com/?p=9213
Lo más
significativo que queremos decir es que hay esta creencia muy común a la que le
sigue vivencias que va más o menos así: hay estas condiciones que acepto
no puedo cambiar, pero tampoco las puedo aceptar como son. Así que estoy
varada, pues no puedo cambiarlas, ni tampoco aceptarlas. Por lo tanto ¿estoy
condenada a sentirme mal si les presto atención? Y te decimos, pues
sí. Pues sí.
Porque
si no las puedes cambiar y crees que tienes que cambiarlas para poder sentirte
bien, pues no tienes para dónde ir. Y es lo que nosotros estamos
llamando, y quizás otros también, sería el título perfecto: vivir
condicionalmente. Si veo esta condición, la cual apruebo, y al prestarle mi
atención me siento bien. Y luego veo esta condición, la cual no apruebo,
no me gusta, y cuando la miro me siento mal. Pues podemos ver cómo podrías
pensar lógicamente, si pudiese hacer esa condición más como aquella
condición. Si pudiese controlar las condiciones, me sentiría mejor.
Es
eso lo que va mal en tu arena política, o en muchos de los conflictos alrededor
del mundo. La gente tiene esta premisa errada de que no solo tienen que
cambiar las condiciones para sentirse mejor, pero que no las pueden
cambiar. Así, van acumulando muchedumbres cada vez más grandes, con cada
vez mayores recursos. Tiran bombas cada vez más grandes, por así decirlo,
para tratar de controlar.
Pero
lo que la ley de la atracción dice es, lo que sea que le prestes tu atención,
se hace más. Es por eso que damos la analogía de poner el motor en el tren de tu
deseo. Pon el motor en el tren de lo que observas.
Entonces,
quiero esto pero tengo esto, pero preferiría esto otro, pero no lo puedo tener,
tengo esto, pero realmente quiero esto. Y así te pones en este estado de
tensión, y ese es el problema. Es el que tú no vas con tu propia corriente es
el problema, pero le echas la culpa a las condiciones que no puedes cambiar.
No
es la condición que no puedes cambiar la razón de la contradicción en tu
energía. La razón es que has puesto los motores en el lado contrario. Así que
queremos decirle a quien lleva una muy mala relación con alguien. Quieres
echarle la culpa a ella o a él. No es esa persona el problema, es tu atención
en la persona. Mejor dicho, es tu falta de atención a tu deseo, es tu
atención a lo que no quieres que está dividiendo tu propia energía.
Pues
una vez que le tomes el hilo a todo esto, le podrías decir a la gente que te
está dando la mayor inquietud, o la mayor incomodidad; le podrías decir, no
tienes que cambiar nada por mi, pues yo puedo prestarle mi atención a un montón
de cosas que me hacen sentir mejor. Ahora, es más difícil si es alguien
con quien vives, es más difícil si es alguien muy cercano a ti. A menudo, si
estás enfocado en tu deseo, pese a que llevas eso. Si estás enfocado en lo que
quieres, pese a que llevas eso. El hecho que llevas eso es
realmente lo que causa que lances tantos cohetes de deseos: Quisiera más
libertad. Quisiera más comodidad. Quisiera menos atención negativa sobre mi.
Quisiera más atención positiva. Me gustaría sentirme mejor. O sea, todo esto
causa que tu vórtice crezca, por lo tanto consigues mayor atención sobre lo que
si deseas. Luego, haces un buen trabajo en pensar sobre lo que si
quieres. Piensas cada vez menos en lo que no quieres. Eres predominantemente
un igual vibratorio de tu vórtice. Lo que sucede es que la ley de la
atracción en su armonía causa que vayas por aquí y a la otra persona que vaya
por allá.
A
veces piensas que la armonía es juntar a todos los renegados. Voy a
juntar a todos los que no están de acuerdo conmigo. Es eso lo que está mal con
la política. Tengo que conseguir que todos quienes no están de acuerdo conmigo
se pongan de acuerdo conmigo. Pues no tienes que tener a nadie de acuerdo
contigo para conseguir tus deseos. Solo tú tienes que estar de acuerdo
contigo. Tú tienes que estar de acuerdo contigo. Así que es tu
atención en quienes no están de acuerdo contigo que causa que tú no estés de
acuerdo contigo, porque tu atención no está sobre lo que tú acordaste, tú
atención está en que ellos no se ponen de acuerdo contigo, o en lo que tú no
estás poniéndote de acuerdo.
¿Ves cómo funciona?
¿Si?
Creemos
que en lugar de llamarse Facebook se debería llamar Nosebook.
[Risas]
Pues
esa es la base. Ese es el meollo. Esa es la ley. Pero toma práctica
¿no? Porque la mayoría de ustedes han sido entrenados, especialmente por sus
madres, a que les importe lo que ellos piensan. Y ellos han pasado casi todas
sus vidas, casi todo el mundo que conoces, están tratando de hacer que estés de
acuerdo con ellos porque la mayoría vive vidas condicionales. Se sienten mejor
cuando te pones de acuerdo con ellos. Y si tú cometes el error de expresar
algún desacuerdo, ellos se afanan por hacerte comprender la falla en tu
razonamiento. Ellos necesitan que estés de acuerdo.
Es
una vida tan dura cuando necesitas que alguien te dé la razón cuando es muy
probable que no te la dé. Buscas amor en todos los lugares equivocados. Buscas
acuerdo en todos los lugares equivocados. Búscalo dentro de ti. ¿Lo ves?
Cómo ayudar a la familia tras una muerte traumatica
El dolor que experimenta una familia tras la muerte de uno de sus miembros
se incrementa hasta niveles casi insoportables cuando ésta se ha producido por
un suicidio. Las muertes violentas, y en particular el suicidio, son
las más difíciles de aceptar. Se buscan explicaciones, se pretende
encontrar culpables, no se sabe cómo mitigar una angustia que se muestra
aturdidora.
El efecto del suicidio en la familia constituye una tragedia devastadora
que provoca serios destrozos en la vida de los sobrevivientes, introduciéndoles
en un duelo, por regla general, muy traumatizante y prolongado. Sobre todo en
el caso de las madres, al tener más interiorizado su papel tradicional de
cuidadoras, encuentran muchas dificultades para entender que sus desvelos, sus
cuidados, sus intentos de protección y sus esfuerzos de contención hayan sido
ineficaces a la hora de evitar la tragedia.
Por otra parte, la mayoría de las familias viven el suicidio como
un verdadero estigma que les llena de vergüenza y que no les es fácil
sobrellevar. Y esto parece ser así incluso aunque desde el entorno se evite
todo señalamiento negativo y se les trasmita todo el apoyo posible. Así, en
ocasiones, se busca enmascarar una realidad extremadamente dolorosa y se
fabrica un verdadero tabú respecto a lo que en verdad le ocurrió a la
víctima, ocultando la causa real de la muerte. No deja de ser una forma de
protección de algo que no se quiere aceptar porque resulta más amenazante de lo
que uno está dispuesto o capacitado para soportar.
Aquel terapeuta que pretenda ayudar a la familia para superar de manera
adecuada el proceso de duelo por un suicidio necesita manejar una serie de
pautas terapéuticas para facilitar la evolución psicológica de los familiares
en las diversas etapas y evitar así la aparición de duelos patológicos.
Pero conviene entender que no existen panaceas ni remedios infalibles. Cada
ser humano es distinto y reacciona ante un mismo evento de manera original. Y,
por otra parte, es evidente que el impacto no será el mismo para los hijos del
suicida que para sus hermanos, padres o pareja.
Algunos principios generales de intervención inmediata en los casos de
suicidio serían los siguientes:
1.- Acompañar a la familia en algunas tareas fundamentales:
- Reconocimiento
compartido de la realidad de la muerte y del modo
como ésta se produjo (confrontación directa, ritos funerarios, visitas a
la tumba…)
- Experiencia
compartida del dolor y la pena. Será preciso
captar, comprender y respetar la expresión de sentimientos complejos y
contradictorios (ira, decepción, desamparo, alivio, culpa…) presentes, en
mayor o menor grado, en las relaciones familiares tras haberse producido
el hecho luctuoso.
- Reorganizar
el sistema familiar reestructurando
las relaciones para compensar la pérdida.
- Abrirse
a nuevas relaciones y
vivir abiertos a nuevas metas en la vida. En el proceso de duelo (un año o
dos como mínimo) cada estación, cada fiesta o acontecimiento evoca la
pérdida. Habrá que evitar que la idealización del muerto, la sensación de
deslealtad o el miedo a otras pérdidas impida contraer nuevos vínculos o
empuje a abandonar compromisos.
2.- Trabajar para atemperar el sistema impulsivo y preparar a los más
jóvenes para que sean capaces de tolerar las inevitables frustraciones
que acompañan a toda vida humana. Es importante ayudarles a entender
que el sufrimiento, el fracaso en el logro de objetivos, las contrariedades y
los conflictos son experiencias dolorosas con las que es preciso contar.
Deben, por lo tanto, ser integradas como componentes inevitables de la vida y
pueden ser manejadas de forma constructiva sin dejarse arrastrar por los senderos
sombríos de la autoaniquilación.
3.- Ayudar a la familia para que comprenda que el suicidio estuvo
relacionado con la enfermedad y no con fallos en los que,
inevitablemente, ellos hubieran podido incurrir. Parece que explicar la muerte
por suicidio como un síntoma de una enfermedad mental puede disminuir el riesgo
de la imitación, mecanismo que, según se ha comprobado, puede inducir a algún
otro miembro de la unidad familiar a seguir el mismo camino que el suicida.
4.- Separar la forma de la muerte del muerto mismo. J. Montoya Carrasquilla subraya que en
la muerte por suicidio es preciso separar la forma de la muerte del muerto
mismo; hay que rescatar al occiso de la forma en que ha muerto, diferenciar su
vida del modo de morir. Conviene hacer esa distinción para que se produzca el
proceso de sanación. Es preciso hacer aflorar el convencimiento de que lo que
realmente importa no es la manera como murió el ser querido, sino el hecho de
que ya no está. Por lo tanto el trabajo terapéutico de recuperación y de duelo
debe hacerse por su ausencia y no por su modo de morir.
5.- Conocer la estructura global de la familia y la posición funcional de
la persona que muere. Si eso es importante, en general, para todo aquel que pretende ayudar
a una familia, y fundamental para quien se propone hacerlo con quienes han
perdido uno de sus miembros, se convierte en imprescindible cuando el muerto lo
es por suicidio. Pretender tratar todas muertes del mismo modo constituye un
craso error. Fundamentalmente porque no basta con orientar la ayuda, de acuerdo
a nociones corrientes de duelo, a la expresión abierta del dolor. Es preciso
conocer el modelo de relación que utiliza la familia, su grado de cohesión, el
tipo de comunicación más o menos sano que mantienen entre sí sus integrantes y
que mantenían con el difunto, el papel más o menos relevante que éste
desempeñaba, su posible función como mantenedor homeostático de la estructura
familiar, etc., etc…
6.- Ayudar a vencer los mecanismos de negación. Es importante también que el terapeuta
tenga un buen control de su propia emotividad y acompañe a la familia para que
ésta vaya logando superar sus naturales mecanismos de negación. Parece
conveniente (Bowen) no rehusar términos directos como “muerte”, “morir”,
“enterrar” o “suicidio”, evitando otros menos directos como “el que se fue”,
“el que ya no está”… La utilización de expresiones claras sirven para señalar
que se es capaz de hablar con naturalidad de este tema por más doloroso que
resulte y ayuda a los demás a sentirse cómodos y a abrir sistemas emocionales cerrados. Los
vocablos alusivos pretenden suavizar la realidad de una muerte traumática, pero
contribuyen a la confusión y a no enfrentarse a una dolorosa realidad que no
deja de existir por más que se pretenda edulcorarla o enmascararla.
7.- Facilitar la expresión de los sentimientos. Una acción terapéutica fundamental
es permitir la expresión del dolor estimulando sus manifestaciones sobre todo
en aquellos familiares que tratan de mantener un control excesivo sobre sus
emociones.
8.- Priorizar el duelo. En el trabajo con familias que deben abordar duelos difíciles es
importante ayudarles a “priorizar el duelo”, algo así como “establecer una
jerarquía de dolientes” que impida la usurpación del dolor por parte de
familiares que, no siendo los más afectados, tienden, debido a su peculiar
personalidad, a comportarse como si fueran los que más sufren restando
protagonismo y atención a quienes verdaderamente más la necesitan. Habrá
que hacer un trabajo de contención de las personalidades histriónicas que, como
se dice popularmente, desearían ser el niño en el bautizo, la novia en la boda
y el muerto en el entierro. Es importante lograr la solidaridad de toda la
familia para que brinde su apoyo emocional al “doliente priorizado” (padre,
madre, esposo/a, hijos…) incrementando así sus actitudes altruistas y su
disposición de acompañamiento a quien realmente es más menesteroso.
9.- Adquiere una especial importancia el apoyo a la familia respecto al
manejo que ésta debe hacer de los sentimientos de culpabilidad. A
este respecto convendría tener en cuenta:
- Que la
culpa es una fase habitual por la que pasan todos cuantos pierden
un ser querido. Es conveniente ‘normalizar’ este sentimiento y vivir como
algo natural el hecho de preguntarse qué se hizo mal o qué se dejó de hacer
bien.
- Que,
aunque se produjo en ese determinado momento, el suicidio pudo
también haber ocurrido antes y si realmente no sucedió así en ello
tuvieron mucho que ver los desvelos y los cuidados que
generosamente brindó en su momento la familia. Es este un aspecto que
conviene destacar.
- Que si
el propio suicida jamás deseó padecer la enfermedad que le llevó a la
muerte, tampoco tiene ninguna lógica cargar sobre las espaldas de la
familia, del médico, del psicólogo o del psiquiatra una decisión que ni
desearon, ni alentaron.
La familia tendrá que entender que no era fácil, ni posible evitar lo que
finalmente sucedió. El ser humano acaba haciendo lo que desea y nadie se lo
puede impedir. No es razonable vivir encadenado al otro para evitar una posible
tragedia. La vida en esas condiciones no tendría sentido y el simple
planteamiento de una situación de esa naturaleza resulta absolutamente absurdo.
Además nadie puede hacerse responsable, de forma definitiva, de la vida de otro
salvo que se trate de un niño o de un demente y ello con matices y aceptando
que, incluso en esos casos, hay circunstancias que escapan a nuestro control y
no son, por tanto, previsibles.
Es igualmente imprescindible tener en cuenta un contexto más amplio que el
de la propia familia. Es éste un principio desculpabilizador que permite
entender, por una parte, que toda persona es libre y responsable de sus actos
y, por otra, que la matriz social en la que una persona toma sus decisiones no
está constituida exclusivamente por el entorno familiar.
Será también fundamental trabajar todo lo referente al complejo mundo de
los límites que las familias muy aglutinadas o fusionadas tienden
peligrosamente a diluir. Eso facilitará la comprensión de un “sí-mismo”
independiente y la responsabilidad de cada uno frente a ese “sí-mismo”. Habrá
que aprender a aceptar que cada uno es dueño de su propio destino y señor de
sus propias decisiones. Por lo tanto, el amor y la proximidad afectiva no
implican que uno deba sentirse corresponsable, y mucho menos culpable, de las
conductas que uno desaprueba en aquellos a quienes ama.
Un último recurso sería procurar que el culpabilizado caiga en la cuenta de
que él no le inculcó, en ningún caso, la idea suicida, ni le facilitó los
medios para ejecutar el suicidio, sino que, por el contrario, se esforzó por modificar su manera de ser, le
aconsejó lo mejor que pudo y sufrió y padeció a causa del carácter difícil del
difunto.
10.- Señalar, finalmente, como algo importante la necesidad de dar
tiempo al tiempo.Es tarea fundamental del terapeuta trasmitir
serenidad. Los procesos de duelo no pueden ni
ahorrarse, ni precipitarse porque cuando se cierran en falso se convierten en
fuente de patologías. La familia tendrá que comprender que no
existe receta mágica que pueda liberarle del dolor de la separación, máxime
cuando ésta ha sobrevenido de forma inesperada y violenta. Habrá que confiar en
el valor analgésico del paso del tiempo y en sus efectos terapéuticos.
J. J. RUIZ
Terapeuta familiar
Terapeuta familiar
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suicidio para la familia
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más riesgo de suicidarse?
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en una crisis suicida
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una persona con depresión?
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una persona con depresión para ayudarle?
Fuente: http://www.cuidatusaludemocional.com/suicidio.html
martes, 27 de febrero de 2018
Neale Donald Walsch -Frases
La felicidad es permitirte estar bien con lo que es,
en vez de desear y clamar por lo que no es. Obviamente lo que
es, es lo que se supone que debe de ser, o no sería. El resto eres simplemente
tú discutiendo con la vida.
Alguien
te está brindando amor hoy,
esperando de todo corazón que lo recibas. Has pedido que alguien te ame en este
momento, y Dios ha respondido a tus oraciones. Mira. Escucha. Esa persona está
exactamente en tu mundo. Abre la puerta para que puedan entrar. Te prometo que
no estoy inventando esto. Alguien te está amando justamente ahora. Mira.
Escucha. Déjalo entrar. Allí está, lo dije dos veces. Dios quería asegurarse de
que realmente lo recibieras.
El
progreso no se mide en millas, se mide en pulgadas. No te preguntes porqué
las cosas se tardan tanto. De hecho, todo está desenvolviéndose exactamente
como es necesario, utilizando ni un minuto más de lo que la perfección
necesita. Descansa y permanece en paz. La vida está haciendo su magia aún en
el momento en el que tomas tu siguiente respiración. Allí. ¿Lo ves? Ya casi
podías sentir la perfección, verdad…
Abraham-Hicks- ¿quien es?
Abraham-Hicks es
considerado por muchos como el mejor maestro de espiritualidad en el mundo
actual, aunque el propio “Abraham” no es una persona, es una consciencia o
espíritu, y Esther Hicks es el “medium” que expresa su mensaje. Esther
prefiere describir a Abraham como un grupo de “entes no-físicos” o una
“conciencia colectiva” comunicándose a través de ella.
El
mensaje básico que Abraham canaliza a través de Esther es el de felicidad,
amor, bienestar y abundancia. Desde luego, todas sus enseñanzas son
profundamente espirituales, y están basadas en la ahora famosa ley de la
atracción.
Sinceramente el escuchar
quien era Abraham nos pareció muy extraño al comienzo. Pero dejando
de lado esa introducción por un momento, y concentrándonos en la esencia de sus
enseñanzas, descubrimos que el mensaje de Abraham es verdaderamente
transformador y edificante. Esther Hicks es una gran “canalizadora” y Abraham
es un gran maestro e inspirador.
Esther
recorre los Estados Unidos y el mundo, ofreciendo talleres y seminarios donde
centenares de participantes dirigen preguntas triviales y profundas a Abraham.
Abraham responde siempre fiel a su naturaleza de “amor infinito”, como lo
calificó alguna vez Jerry Hicks.
Desde 1987
la estadounidense Esther Hicks, y su (ahora difunto) esposo Jerry Hicks, han
visitado 60 ciudades por año presentando los talleres de la Ley de la Atracción
bajo el membrete de las “Publicaciones Abraham-Hicks”. Enormes números de
personas han descubierto, compartido y puesto en práctica las “Enseñanzas de
Abraham”, quien imparte el mensaje de vivir en alegría y bienestar y el de
crear la vida que tú deseas. Para algunos esto es auto-ayuda o respuestas a las
preguntas más grandes de la vida. Para otros, es simplemente una manera de
sentirse bien y dejar que el universo provea todo lo que deseas.
Reseña de las Enseñanzas de Abraham-Hicks
Tú eres una extensión física de lo que es
no-físico.
Estás aquí en este cuerpo porque elegiste estar
aquí.
La base de tu vida es la libertad, el propósito
de tu vida es la felicidad.
Eres un creador y creas con cada uno de tus
pensamientos.
Cualquier cosa que imagines puedes llegar a
ser, hacer o tener.
Mientras vas eligiendo tus pensamientos, tus
emociones son tu guía.
El Universo te adora pues conoce tus más
amplias intenciones.
Relájate en tu bienestar natural, todo está
bien, (en serio, ¡todo está bien!)
Eres el creador de rutas de pensamientos de tu
sendero único de felicidad.
Las acciones a tomarse y las posesiones a
intercambiarse son consecuencia de tu enfoque en la felicidad.
Puedes marcharte apropiadamente de tu cuerpo
sin enfermedad o dolor.
No puedes morir, eres vida eterna.
lunes, 26 de febrero de 2018
Conversaciones con Dios libro 3, extracto
En realidad,
la vida es eterna, ¿no es así?
Lo es con toda
seguridad.
No tiene
final.
No lo tiene.
La reencarnación es un
hecho.
Lo es. Puedes
regresar a tu forma mortal, esto es, una forma física que puede “morir”,
siempre y cuando lo desees.
¿Decidimos cuando
deseamos regresar?
“Sí”
y “cuando”, sí.
¿Decidimos
también cuando deseamos partir? ¿Elegimos cuando deseamos morir?
Ninguna experiencia
se impone a ningún alma contra su voluntad. Por definición, esto
no es posible, puesto que el alma crea cada experiencia.
El alma
no desea nada. El alma lo tiene todo. Toda la sabiduría,
todo el conocimiento, todo el poder y toda la gloria.
El alma es la parte de Ti que nunca duerme, que nunca olvida.
¿ El alma
desea que el cuerpo muera ? No. El deseo del alma
es que tú nunca mueras. Sin embargo, el alma dejará
el cuerpo, cambiará su forma corporal, dejando atrás casi todo
el cuerpo material, de un momento a otro, cuando no vea
el propósito de permanecer en esa forma.
Si es el
deseo del alma que nunca muramos, ¿por qué morimos?
No mueren
simplemente, cambian de forma.
Si el deseo
del alma es que nunca hagamos eso, ¿por qué lo hacemos ?
¡Ése no es
el deseo del alma!
¡Ustedes son
“cambiadores de forma”!
Cuando ya no
tiene ninguna utilidad permanecer en una forma particular, el alma
cambia de forma, deseosamente, voluntariamente, alegremente, y
se mueve en la Rueda Cósmica.
¿Alegremente?
Con gran alegría.
¿Ningún alma
lamenta morir ?
Ningún alma
muere... jamás.
Me refiero
a que, ¿ningún alma siente pesar porque su forma física actual esté
cambiando, porque esté a punto de “morir”?
El cuerpo
nunca “muere”, simplemente cambia de forma con el alma. Sin embargo,
comprendo a lo que te refieres y por el momento, utilizo
el vocabulario que ustedes han establecido.
Si tienen una
comprensión clara de lo que desean crear, en relación con lo que
eligieron llamar la otra vida o si tienen un conjunto claro
de creencias que apoye la experiencia después de la muerte
de reunirse con Dios, entonces, no, el alma nunca lamenta lo que
ustedes llaman muerte.
La muerte
en ese caso es un momento glorioso; una experiencia maravillosa.
El alma puede ahora volver a su forma natural, a su estado
normal. Hay una ligereza increíble; una sensación de libertad total;
ninguna limitación y un conocimiento de la Unidad que
de inmediato es dichosa y sublime.
No e posible
que el alma lamente tal cambio.
Entonces, ¿estás
diciendo que la muerte es una experiencia feliz?
Sí, siempre, para
el alma que desea que lo sea.
Si el alma
desea tanto estar fuera del cuerpo, ¿por qué no lo deja simplemente?
¿Por qué espera?
No dije que
el alma “desea estar fuera del cuerpo”, dije que el alma
se alegra cuando está afuera. Son dos cosas diferentes.
Puedes estar feliz
haciendo una cosa y feliz haciendo otra. El hecho de que
té alegre hacer la segunda, no significa que eres infeliz
haciendo la primera.
El alma
no es infeliz al estar con el cuerpo. Por el contrario,
al alma le agrada estar en tu forma actual. Eso no excluye
la posibilidad de que el alma pudiera sentirse igualmente
contenta si se desconectara del cuerpo.
Es obvio que
hay mucho acerca de la muerte que yo no comprendo.
Sí y esto
es porque no te gusta pensar en ella. Sin embargo, debes
contemplar la muerte y la pérdida en el instante en que
percibas cualquier momento de vida o no habrás percibido
la vida, sino que sólo habrás conocido la mitad de ésta.
Cada momento
termina en el instante en que empieza. Si no comprendes esto,
no comprenderás lo exquisito que hay en esto y no llamarás
común al momento.
Cada interacción
“empieza para terminar” en el instante en que “comienza
a empezar”. Sólo cuando hayas contemplado y comprendido profundamente
esto, se abrirá ante ti el tesoro total de cada momento y
de la vida en sí.
La vida
no puede darse a ti, si no comprendes la muerte. Debes
hacer algo más que comprenderla. Debes amarla, incluso como amas
la vida.
Tu tiempo con
cada persona se glorificará, si piensas que fue tu último momento
con esa persona. Tu experiencia de cada momento mejorará sin medida,
si piensas que fue ese último momento. Tu negativa a contemplar
tu propia muerte conduce a tu negativa a contemplar
tu propia vida.
No la ves como
es. Pierdes el momento y todo lo que éste tiene para
ti. Miras al pasarlo, en lugar de ver a través de él.
Cuando observas
algo con detenimiento, ves a través de eso. Contemplar una cosa con
detenimiento es ver a través de ella. Entonces, la ilusión
deja de existir. Entonces ves una cosa como lo que realmente es. Sólo
entonces puedes disfrutarla en verdad, esto es, darle alegría.
(“Disfrutar” es hacer que algo sea alegre.)
Incluso, puedes
disfrutar la ilusión entonces, ¡ porque sabrás que es una
ilusión y que es la mitad del disfrute ! Es el hecho
de que pienses que es real lo que te causa todo
el dolor.
Nada
es doloroso, si comprendes que no es real. Permite que repita
esto.
Nada
es doloroso, si comprendes que no es real.
Es como una
película, un drama, actuado en el escenario de tu mente. Estas creando
la situación y a los personajes. Estás escribiendo las líneas.
Nada
es doloroso en el momento que comprendes que nada es real.
Esto es tan
cierto como la muerte y como la vida.
Cuando comprendes
que la muerte es también una ilusión, entonces, podrás decir: “Oh,
muerte, ¿ dónde está tu desenlace ?”
¡ Puedes
incluso disfrutar la muerte ! Puedes incluso
disfrutar la muerte de otra persona.
¿ Eso parece
extraño ? ¿ Parece una cosa extraña para decirla ?
Sólo si no
comprendes la muerte y la vida.
La muerte
nunca es un final, sino que siempre es un principio. Una muerte
es una puerta que se abre, no una puerta que se cierra.
Cuando comprendas
que la vida es eterna, comprenderás que la muerte es tu
ilusión, que te mantiene muy preocupado y, por lo tanto, te ayuda
a creer que eres tu cuerpo. Sin embargo, no eres tu cuerpo
y, por lo tanto, la destrucción de tu cuerpo no te
preocupa.
La muerte
debería enseñarte lo que es real en la vida. La vida
te enseña que lo que es inevitable no es la muerte,
sino lo transitorio.
Lo transitorio
es la única verdad.
Nada
es permanente. Todo está cambiando, en cada instante, en cada
momento.
No podría
haber nada permanente, porque incluso el concepto de permanencia
depende de lo transitorio para tener algún significado. Por lo tanto, incluso
la permanencia es transitoria. Observa esto con detenimiento.
Contempla esta verdad. Compréndela y comprenderás a Dios.
Éste es el
Dharma, éste es el Buda. Éste es el Dharma Buda. Ésta es la
enseñanza y el maestro. Ésta es la lección y el maestro. Éste
es el objeto y el observador, convertidos en uno.
Nunca han
sido otra cosa que Uno. Eres tu quién los
ha separado, para que tu vida pudiera desplegarse ante ti.
Sin embargo,
al observar tu propia vida desplegarse ante ti, tú no
te despliegas. ¡ Manténte junto a tu Yo !
¡ Ve la ilusión ! ¡ Disfrútala” !
No obstante, ¡ no te conviertas en ella !
No eres
la ilusión, sino el creador de ésta.
Estás en este
mundo. No eres de él.
Utiliza
tu ilusión de la muerte. ¡ Utilízala ! Permita que
sea la llave que abra hacia más vida.
Si ves
la flor como si muriera, la veras con tristeza.
No obstante, si ves la flor como parte de un árbol completo
que está cambiando y que pronto dará frutos, verás la verdadera
belleza de la flor. Cuando comprendas que el florecer
y marchitar de la flor es una señal de que el árbol
está listo para dar frutos, entonces comprenderás la vida.
Observa esto con
detenimiento y verás que la vida está en su propia metáfora.
Recuerda siempre
que no eres la flor, que ni siquiera eres el fruto. Eres
el árbol y tus raíces son profundas, fijadas en Mí. Soy
la tierra de la cual brotaste y tus flores y frutos
regresarán a Mí, creando tierra más rica. Así, la vida engendra vida
y no puede conocer la muerte jamás.
Eso es muy
Hermoso. Es muy hermoso. Gracias. ¿Podrías hablarme ahora sobre algo que
me preocupa? Necesito hablar sobre el suicidio. ¿Por qué existe
ese tabú en contra de terminar con la propia vida?
En realidad, ¿por
qué está allí?
¿Quieres decir que no es malo suicidarse?
No puedo
responder esta pregunta a satisfacción tuya, porque en sí contiene
dos conceptos falsos; se basa en dos suposiciones falsas; contiene
dos errores.
La primera
suposición falsa es que existe el “bien” y el “mal”.
La segunda suposición falsa es que es posible matar. Por
lo tanto, tu pregunta en sí se desintegra en el
momento en que se divide.
El “bien” y
el “mal” son polaridades filosóficas en el sistema de valor
humano, que no tienen nada que ver con la realidad final
(un punto que he explicado repetidas veces en este diálogo). Más
aún, ni siquiera hay bases constantes dentro de su propio sistema,
sino valores que continúan cambiando de vez en cuando.
Ustedes hacen
el cambio, cambian su mente respecto a estos valores, según
su conveniencia (lo que es correcto que hagan, como seres
en evolución); sin embargo, en cada paso a lo largo del camino
insisten en que no han hecho esto y que son sus valores incambiables los
que forman los cimientos de la integridad de su sociedad. Por
lo tanto, han construido su sociedad sobre una paradoja. Continúan
cambiando sus valores, mientras proclaman que ¡ son valores incambiables
los que... valoran !
La respuesta
a los problemas presentados por esta paradoja no es arrojar agua fría
sobre la arena, en un intento de convertirla en concreto,
sino celebrar el cambio de la arena. Celebrar su belleza,
mientras conserva la forma de su castillo, pero celebrar también
la nueva forma y apariencia que toma cuando sube la marea.
Celebren las arenas
que cambian cuando forman las nuevas montañas que escalarán y en la cima
de las cuales y con las cuales construirán nuevos castillos. Sin
embargo, comprendan que estas montañas y estos castillos son momentos
para cambiar, no para permanecer.
Glorifiquen
lo que son hoy, más no condenen lo que fueron ayer,
no eviten lo que puedan llegar a ser mañana.
Comprendan que
“bien” y “mal” son invenciones de su imaginación y que
“correcto” e “incorrecto” son sólo anuncios de sus últimas
preferencias e imaginaciones.
Por ejemplo,
respecto al asunto de suicidarse, es la imaginación actual
de la mayoría de la gente en su planeta la que dicta que
“no es correcto” hacer eso.
De manera
similar, muchos de ustedes aún insisten en que no es correcto
ayudar a una persona que desea terminar con su vida.
En ambos casos
dicen que esto debe ser “contra la ley”. Es probable que hayan
llegado a esta conclusión porque la terminación de la vida
ocurre relativamente rápido. Las acciones que terminan con la vida durante
un período más prolongado no son contra la ley, a pesar de que
logran el mismo resultado.
Así, si una
persona en su sociedad se suicida con una pistola, los miembros
de su familia pierden los beneficios del seguro. Si se suicida con
cigarros, no los pierden.
Si un médico
los ayuda a suicidarse, lo llaman asesino, mientras que si una
compañía tabacalera lo hace, lo llaman comercio.
Con ustedes parece
que sólo es cuestión de tiempo. La legalidad de la
autodestrucción, lo “correcto” o “incorrecto” de esto, parece
tener mucho que ver con la rapidez con que se lleve
a cabo la acción, así como quién la ejecuta. Mientras más rápida
es la muerte, más “errónea” parece ser. Mientras más lenta es la
muerte, se acerca más a lo “correcto”.
En forma
interesante, esto es exactamente lo opuesto a lo que una
sociedad verdaderamente humana concluiría. De acuerdo con cualquier
definición razonable de lo que llaman “humano”, mientras más pronto sea
la muerte, mejor. No obstante, su sociedad castiga
a aquellos que intentan hacer lo que es humano
y recompensan a aquellos que hacen lo que no es cuerdo.
No es cuerdo
pensar que lo que Dios desea es el sufrimiento continuo y que
un final humano rápido a ese sufrimiento es “malo”.
“Castigan
lo humano y recompensan lo demente”.
Éste es un
lema que sólo una sociedad de seres con comprensión limitada podría
aceptar.
Envenenan
su sistema inhalando carcinógenos, envenenan su sistema ingiriendo
comida tratada con sustancias químicas que a la larga los matarán
y envenenan su sistema respirando el aire que continuamente
contaminan. Envenenan su sistema en cien formas diferentes
a través de mil momentos diferentes y hacen esto sabiendo
que estas sustancias no son buenas para ustedes. Sin embargo, debido
a que tardan mucho tiempo para matarlos, se suicidan con
impunidad.
Si
se envenenan con algo que funciona con mayor rapidez, se dice que
hicieron algo contra la ley moral.
Les diré
esto: No es más inmoral matarse rápidamente que matarse lentamente.
Por
lo tanto, ¿una persona que termina con su propia vida, no la
castiga Dios?
Yo no castigo.
Yo amo.
¿Qué hay entonces
acerca de la afirmación que se escucha con frecuencia acerca
de que aquellos que piensan que van a “escapar” de su
predicamento o que van a terminar su condición, con
el suicidio sólo descubren que están enfrentando el mismo
predicamento o condición en la otra vida y, por este motivo,
no escaparon ni terminaron con nada?
Su experiencia
que ustedes llaman vida después de la muerte es un reflejo de su
consciencia, en el momento en que entran en ésta. Sin embargo,
siempre son seres con libre albedrío y pueden alterar su experiencia
cuando lo decidan.
Entonces, ¿los
seres queridos que terminaron con su vida física se encuentran bien?
Sí. Están muy
bien.
Hay un libro
maravilloso sobre este tema, llamado Stephen lives, de Anne Puryear. Trata
de su hijo, quien se suicidó cuando era adolescente. A muchas
personas les ha sido útil.
Anne Puryear
es una mensajera maravillosa, al igual que su hijo.
Entonces, ¿puedes
recomendar este libro ?
Es un libro
importante. Dice más sobre este tema, de lo que estamos diciendo aquí
y aquellos que tienen heridas profundas o acontecimientos alrededor
de la experiencia de un ser amado que se quitó la vida
estarán abiertos a la curación a través de este libro.
Es triste
que tengamos heridas o asuntos profundos, aunque creo que gran parte
de esto es resultado de lo que nuestra sociedad nos “ha dicho”
sobre el suicidio.
En
su sociedad, a menudo no ven las contradicciones de sus
propias construcciones morales. La contradicción entre hacer cosas que
saben perfectamente que van a acortar su vida, pero las hacen con
lentitud y hacer cosas que acortarán su vida con rapidez, es una
de las más intensas en la experiencia humana.
Neale Donald Walsch
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